DOI: http://dx.doi.org/10.24901/rehs.v39i154.420
Iván Rivero Hernández, De las nubes a la laguna. Tributos y tamemes mixtecos en la ciudad de México, 1522-1560. Colección premio Luis González y González. Zamora: El Colegio de Michoacán, 2017, 318 p., ilustraciones, ISBN 978-607-9470-83-8
María del Pilar Martínez López-Cano
Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México, malop@unam.mx
En los últimos años, no es fácil encontrar obras que analicen el periodo formativo de la Nueva España en sus aspectos sociales y económicos. Frente al impulso que han tenido los estudios sobre el siglo XVIII, primero para analizar y evaluar las denominadas reformas borbónicas, y, posteriormente, para recuperar un primer reformismo anterior a la segunda mitad del siglo ilustrado, o la renovación que se ha producido sobre los estudios del ya no tan olvidado siglo XVII, las primeras décadas de la época colonial siguen basándose, en gran medida, en los estudios ya clásicos de Zavala, Miranda y Borah, o los más recientes de Hassig, Himmerich o Lockhart, todos ellos ya con varios años de existencia. En este sentido hay que celebrar la publicación del libro deIván Rivero Hernández , De las nubes a la laguna. Tributos y tamemes mixtecos en la ciudad de México, 1522-1560, que analiza precisamente este periodo. Cabe destacar que el libro es el resultado de la tesis que Iván Rivero presentó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (SUA) para obtener el grado de licenciado en Historia. La investigación fue premiada con el premio Luis González y González a la mejor tesis de licenciatura en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacán, y con el de la mejor tesis de licenciatura en Historia Económica de la Asociación Mexicana de Historia Económica.
De las nubes a la laguna se centra en la relación que estableció la Mixteca con la Ciudad de México a partir de los tributos de la encomienda y su traslado a la Ciudad de México. El libro estudia el desplazamiento de mixtecos a la capital virreinal para entregar el tributo, lo que obliga a su vez al autor a ahondar en el panorama político, social y económico mesoamericano y, en particular, mixteco al momento del contacto con los castellanos; las relaciones entre los pueblos encomendados, en las Mixtecas Alta y Baja, y las que establecieron con los encomenderos que fijaron su residencia en la Ciudad de México a partir del tributo; y la labor de los tamemes en el transporte de dichos productos. El estudio abarca desde 1522, año que marca el establecimiento de la encomienda en la Mixteca y concluye hacia 1560, fecha en la que parece haber desaparecido la práctica de transportar el tributo de la Mixteca a la Ciudad de México, como consecuencia de los cambios en la legislación y en la composición del tributo, así como en la progresiva sustitución de los tamemes por animales de tiro y carga.
El libro se estructura en cinco capítulos, precedidos de una buena introducción, que ofrece sugerentes estados de la cuestión sobre los temas abordados en la investigación. Se basa en fuentes primarias, fundamentalmente, el libro de tasaciones y libros de visita de mediados del siglo XVI, que se completan con otras fuentes, como las actas del cabildo de la Ciudad de México y los protocolos notariales de esta localidad. La obra incluye también multitud de cuadros, mapas, ilustraciones de la época y anexos, que completan la información del texto.
En el primer capítulo se estudia la Mixteca, y se nos ofrece un panorama sobre la población, la organización social y las relaciones con el poder mexica a partir del comercio interregional y el pago de tributos al momento del contacto con los españoles. Para ese momento la casi totalidad de la Mixteca se encontraba bajo el dominio de México-Tecnochtitlan.
En el segundo capítulo se examina cómo los españoles controlaron el territorio, el establecimiento de la encomienda y el atractivo que ejerció la región para los conquistadores por su riqueza en oro. Aquí se analiza quiénes fueron los encomenderos, sus lugares de residencia, su relación con los pueblos encomendados, las contribuciones que tuvieron que pagar éstos y los servicios personales que tuvieron que prestar, así como su transformación a lo largo de los años, desde luego, privilegiando las relaciones con los titulares de la encomienda que se avecindaron en la Ciudad de México. Precisamente, esta localidad fue el lugar de residencia preferido por los encomenderos y sus descendientes, sobre todo, en los primeros años, predilección que no llegó a ser eclipsada por las ciudades de Antequera y Puebla que se fundaron a principios de la década de 1530.
En un tercer capítulo se reflexiona sobre la importancia del tributo para el abasto de la Ciudad de México, el principal centro político y, desde luego, la urbe más poblada de Nueva España. Se analiza la composición de la carga tributaria en la Mixteca (maíz, trigo, miel, gallinas, guajolotes, cacao, algodón, mantas y seda) para mostrar, de manera dinámica, su importancia y su posible traslado a la capital virreinal. Algunos productos, como el maíz y el trigo, señala el autor, probablemente no llegaron a trasladarse a la Ciudad de México, que podía abastecerse de otras áreas más cercanas, aunque no hay que descartarlo, pues, el costo del transporte, en los primeros años, era asumido por las comunidades y no por los encomenderos; otros, como gallinas y guajolotes, probablemente, se destinaron a mercados más cercanos a su lugar de cría. De otros, sin embargo, sí hay constancia de su entrega en la capital. Es el caso de productos que tenían gran demanda y resultaban de fácil transporte como la miel, ropas y mantas de algodón, seda, sal y, probablemente, el cacao. De ellos, la seda tiene particular importancia, al vincular por un lado a la principal zona productora del virreinato y, por otro, a la Ciudad de México, durante mucho tiempo el único centro con derecho a tener telares de seda.
Los dos últimos capítulos se dedican a estudiar el transporte del tributo. En el cuarto se reconstruye el funcionamiento del sistema de transporte en general y del acarreo de productos del tributo de las encomiendas en particular. Este capítulo ofrece una interesantísima aproximación a las cargas y distancias que podían recorrer los tamemes, su demanda, la importancia del porteo como parte de los servicios personales impuestos en la encomienda, los cambios legislativos sobre la actividad y su observancia. De particular importancia resultan aquellas disposiciones que regulaban el transporte del tributo en las encomiendas, su restricción primero a una distancia no mayor de 20 leguas y posteriormente a la cabecera, o el traslado a los encomenderos del costo del transporte. También hay que señalar el declive de la actividad como consecuencia de la caída del tributo por la crisis demográfica en particular a raíz de epidemia de 1545-1548, las conmutaciones de tributo en dinero, maíz y seda, y la desaparición a mediados de siglo de cera, miel, gallinas, guajolotes y textiles, así como la abolición de los servicios personales de encomienda y, desde luego, el abaratamiento de los animales de tiro y carga.
Para cerrar la investigación, en el último capítulo se analizan las cargas, rutas y lo que todo ello pudo representar para los tamemes mixtecos, “los que moran entre las nubes” -como eran conocidos por los nahuas-, en su traslado al Anáhuac, o usando la expresión mixteca, “el lugar de los juncos”, en alusión a las lagunas que albergaba la cuenca, expresiones “de las nubes a la laguna”, que dan título al libro. Resulta por demás interesante este capítulo que presenta un análisis de las cargas y pesos que podían transportar los tamemes, según cada producto, las posibles rutas hacia la capital virreinal, las dificultades del recorrido, los días que podía durar la travesía, para concluir interrogándose si con la entrega del producto concluía el trabajo de los tamemes o si se emplearían en faenas domésticas en casa del encomendero.
En suma, considero que esta obra es uno de los estudios más completos sobre los primeros años de la dominación española en nuestro país y, como tal, será un referente importante, no sólo por las aportaciones para el estudio del transporte, los tamemes y la Mixteca, sino también porque es una puesta al día de nuestro conocimiento sobre este periodo, de las rupturas y continuidades con el pasado prehispánico, de instituciones clave como la encomienda y el tributo, y de fenómenos como los desplazamientos de población, o la relación que se estableció entre diversas localidades. Es, desde luego, una invitación a seguir estudiando este periodo formativo de la Nueva España, con nuevas hipótesis, nuevos enfoques, nuevas fuentes y, sobre todo, nuevos interrogantes.