Una relación triangular: la perspectiva francesa sobre los alemanes en México (1925-1933)
A triangular relation: the French perspective about Germans in Mexico (1925-1933)
Bastien Hégron
Investigador independiente
bastien.hegron@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0212-9284
Fecha de recepción: 26 de octubre de 2022
Fecha de aprobación: 24 de enero de 2023
RESUMEN: En las relaciones exteriores mexicanas de inicio del siglo XX, existieron dos tipos de lazos trilaterales: el contrabalanceo entre Estados Unidos y Europa, y el antagonismo entre dos potencias para la defensa de sus intereses económicos y políticos. Del segundo tipo, el caso franco-alemán es emblemático, ya que opone a dos enemigos que buscan fortalecer sus relaciones comerciales y culturales con México. Este triángulo es interesante para conocer la presencia de los alemanes en México, a partir de la mirada del adversario: los franceses. Las acciones de los germanos en México fueron observadas con detenimiento por los franceses, destacando ventajas y peligros que representaban para los intereses comerciales y culturales galos. Entre 1925 y 1933, a pesar de ser un periodo de menor tensión, subsistía un sentimiento de oposición entre alemanes y franceses. Para ello, es importante considerar los motivos de competencias diplomáticas, culturales y comerciales. Asimismo, resulta relevante analizar cómo los franceses percibieron a los alemanes en México y qué ilustra ello de los vínculos entre Alemania y México, a través de las relaciones trilaterales.
Palabras clave: Relaciones trilaterales, alemanes en México, México posrevolucionario, comercio alemán, diplomacia pública
ABSTRACT: In Mexican exterior relationships in the early twentieth century, two types of triangular relations existed: the balance between United States and Europe, and the antagonism between two powers in order to defend their economic and political interests. From the second kind, the French-German case is archetypal, because both were enemies, and they wanted to strengthen their trade and cultural relationships with Mexico. The triangle is interesting to know the presence of the Germans by the sight of the adversary: the French. The French observed the German activities in Mexico with attention, for the danger they represented for French cultural and commercial interests. Between 1925 and 1933, in spite of being a more peaceful time, the opposition between Germans and French remained. Therefore, it is important to consider the motives of competition in diplomatic, cultural and economic areas. It is also relevant to analyse how French perceived the Germans in Mexico, and what this illustrates about the links between Germany and Mexico, through trilateral relations.
Keywords: Trilateral relations, Germans in Mexico, Postrevolutionary Mexico, German Trade, Public diplomacy
Introducción
En la primera mitad del siglo XX, México era un espacio estratégico y un país de gran interés para las potencias europeas, debido a diversas razones: su cercanía con Estados Unidos, sus riquezas agrícolas y mineras -como el café, el petróleo, el plomo o el zinc-, y al ser un mercado de consumo para las diferentes producciones industriales. Estos elementos hicieron que el país se convirtiera en un espacio de contienda entre potencias y, por ello, un país dentro de relaciones triangulares como con Alemania y Francia, adversarios en la escena internacional. Los vínculos con el país latinoamericano eran importantes para ambos países europeos. Las relaciones entre Alemania y México se fueron densificando, sobre todo después de la unificación germánica en 1871. Estos lazos se reforzaron, en parte, por los intercambios comerciales y también por las inversiones que bancos y empresarios alemanes realizaron en México. Por ello, Alemania fue considerado como un potencial contrapeso a la influencia estadunidense. Francia también era un socio comercial, así como una fuente de inspiración, tanto política por la Revolución de 1789, como cultural, sobre todo hacia las élites porfirianas.
Por su parte, el antagonismo franco-alemán fue evolucionando entre 1870 -inicio de la guerra franco-prusiana, que permitió a Prusia unificar a Alemania después de vencer a Francia- hasta 1945, con la derrota de Adolf Hitler y la capitulación alemana. Durante este periodo, las relaciones entre vecinos transitaron por momentos de conflicto abierto y tentativas de apaciguamiento. Las dos primeras décadas del siglo XX fueron más bien de antagonismo, en parte por los choques entre ambas potencias. La Grossmatchpolitik permitió a Alemania confirmar su estatus de gran potencia global, confortada por la unificación germánica y por el aislamiento de Francia y con la ambición de ser una potencia colonial, lo que provocó tensiones entre Francia y Alemania, como por ejemplo en Marruecos en 1905 (Cava Mesa, 2009, pp. 273-275). No obstante, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue el momento álgido de la oposición franco-alemana. A pesar de los combates que diezmaron a ambos pueblos, las tensiones no se resolvieron con los tratados de paz. Con estos, firmados en Versalles, Francia recuperó Alsacia y Lorena, perdidas en 1871, logrando al mismo tiempo reparaciones y la humillación de Alemania, ya que Berlín fue reconocida como la culpable del conflicto mundial (Neila Hernández, 2009, pp. 333-338; Evans, 1991, pp. 103-104). La renuencia de Alemania para pagar las reparaciones provocó la ocupación del Ruhr -zona de concentración industrial- por las tropas francesas y belgas, entre 1923 y 1925. El apaciguamiento fue parcialmente conseguido con los acuerdos de Locarno, en 1925. Gracias a las negociaciones, se redujeron las sanciones impuestas por los tratados de paz a Alemania, país que se incorporó a la Sociedad de las Naciones (SDN). En cambio, Alemania aceptó sus delimitaciones occidentales impuestas por los tratados de paz (Martínez Lillo, 2009, pp. 356-358).
Frente a los dos adversarios, México mantuvo su neutralidad. Durante la Primera Guerra Mundial, a pesar de su germanofilia, Venustiano Carranza rechazó la propuesta del Telegrama de Zimmermann de entrar en guerra con Estados Unidos al lado de Alemania. Tampoco se apoyó a la causa de los aliados de Francia, a pesar de la importancia de los defensores del Entente (Katz, 1982, pp. 90-91 y 212-215). La oposición entre germanófilos y francófilos perduró después de la guerra en México. En los años veinte, los dos países europeos reanudaron relaciones diferentes con el México postrevolucionario. La República de Weimar, en busca de contactos, reconoció al gobierno de Obregón en 1921, permitiendo la permanencia de buenas relaciones. Por su parte, Francia se alineó con Estados Unidos y esperó la conclusión de los Acuerdos de Bucareli, en 1923, para reconocer a Obregón (Toledo García, 2020, pp. 124-125 y 129-130). Esta diferencia dio a Alemania la oportunidad de tener mejores relaciones con México. Por su parte, varios temas de discrepancia tensaban las relaciones entre México y Francia: las reclamaciones de reembolso de las deudas y los daños que afectaron a los franceses, cuyo monto era superior al que exigían los alemanes (Bazant, 1995, p. 213; Pi-Suñer, Riguzzi y Ruano, 2011, pp. 283-284).
De la misma forma, México y Alemania compartían puntos comunes que alentaban una simpatía bilateral: ambos países quedaron aislados, uno por su régimen revolucionario, el otro por haber sido derrotado. Por estas razones, no entraron a la SDN desde sus inicios y sufrieron presiones para pagar reparaciones: los alemanes por la guerra y los mexicanos por los daños causados por las confrontaciones entre facciones durante la Revolución; ambos se sentían igualmente humillados por las grandes potencias. Por ello, Alemania parecía tener un estatus cercano a México. Francia, por su parte, gozaba de una influencia cultural que seguía importante y la Revolución francesa de 1789 seguía atrayendo la simpatía de muchos mexicanos.
Este contexto internacional ofrece una posibilidad de analizar una relación triangular, en la cual dos elementos antagónicos buscan reforzar sus vínculos con un tercer actor. El concepto de “relaciones triangulares” es una manera de abordar las relaciones internacionales, y puede ser aplicado a las relaciones germano-mexicanas. Las relaciones triangulares han sido analizadas o mencionadas en varias situaciones (Spenser 1998; Rolland, 1990, p. 39). Este enfoque ofrece varios beneficios y diversos puntos de vista. En el caso que se analiza, es posible percibir que Francia es una potencia que está perdiendo su estatus anterior, frente a una Alemania que tiene una dinámica muy favorable. Por ello, los franceses estuvieron atentos a las acciones germánicas, así como sus relaciones con México, para saber cómo actuar y posicionarse. Ello lleva a considerar las fuerzas y debilidades de cada uno y permite explicar las razones del éxito alemán. Por ello, es necesario aprovechar esta relación triangular para preguntarnos: ¿cómo los franceses percibían la actividad alemana en México? ¿En qué sectores y cómo ambas potencias se oponían? ¿Qué lecciones tomaron los franceses de los éxitos alemanes?
Para resolver estos problemas, es necesario analizar cómo las actividades de los alemanes en México fueron consideradas por los franceses, y cómo fueron explicados los logros germánicos. Se eligió el periodo de 1925 a 1933, debido a que en 1925 la relación franco-alemana quedó apaciguada, gracias a los Acuerdos de Locarno y tras el fin del conflicto del Ruhr, el cual había alimentado oposiciones y propagandas en México. Se termina en 1933, con la accesión de Hitler a la Cancillería, porque marca una ruptura en la diplomacia alemana. También es importante comparar la presencia y los intereses de ambos países en México. Se realiza este trabajo a partir de los documentos de la Légation de France au Mexique1 y las opiniones del Ministère des Affaires Étrangères.
Primeramente, se analiza cómo los franceses consideraban la atracción alemana en México. Luego, se mencionan las negociaciones diplomáticas paralelas que entablaron los alemanes y los franceses con México y sus consecuencias. Posteriormente, se estudian dos dinámicas antagónicas de las relaciones: el comercio y la competición entre las diplomacias culturales y públicas. Finalmente, a manera de epílogo, se hace una reflexión sobre los cambios que provocaron la llegada de Hitler al poder en Alemania.
Modelos y actores: fuerzas y vectores de la germanofilia
Al teorizar el soft power, Nye (1990, p. 167) consideró que “si un Estado puede lograr que su poder parezca legítimo para otros, encontrará menos resistencia en sus demandas. Si su cultura e ideología son atractivas, otros podrían adherirse a ellas”. México, como espacio estratégico, fue sometido a los vectores de la influencia o soft power de las diferentes potencias como Alemania o Francia. Distintas modalidades incrementaron la atracción y la influencia alemana en México. Es el caso del “modelo”, que es el ideal a alcanzar y que se materializa en una sociedad o un país. En ello, el modelo no solamente se basa en la imagen que el país emite voluntariamente a través de la propaganda, sino también se fundamenta en la percepción que el país receptor tiene del país “modelo”, que a veces puede ser errónea (Rolland, 1998, p. 393).
Como lo mencionó Lagarde en 1926: “Alemania sigue ejerciendo una fuerte influencia en México: aquí la consideran como un país donde, gracias a la alianza de la ciencia y de la técnica, la industria llega al más alto grado de desarrollo; la reputación de sus universidades sigue grande, y algunos de los médicos alemanes que ejercen su arte en México cuentan con los mejores renombres”.2 diplomático francés presentó de manera sintética los elementos que servían de base para la influencia alemana. Alemania consiguió una rápida modernización gracias a la presencia de hierro y carbón en su territorio. La Segunda Revolución Industrial se basó en el uso del acero, permitiendo el inicio de la industria pesada en el espacio germánico. Esta industrialización favoreció a Alemania y pudo consolidarse como una gran potencia. Por ello, en México, Alemania constituyó un modelo de modernización económica. Ingenieros y científicos mexicanos se sintieron cada vez más atraídos por los centros universitarios alemanes, queriendo así reproducir los modos germánicos para modernizar al país y desarrollar la industria nacional. En ello, Francia y Alemania se oponían en cuanto a la influencia, según lo mencionaban los diplomáticos franceses. La presentación de Pascual Ortiz Rubio, supuestamente germanófilo, permitió realizar esta dicotomía. Se resaltó que “Ortiz Rubio es ingeniero de profesión. No obstante, si el prestigio de Francia subsiste en América en las letras y la filosofía, en el sector de las ciencias exactas, Alemania se impuso desde hace mucho tiempo”.3 Esto resalta plenamente la percepción diferente que los mexicanos tenían de los países europeos.
De la misma forma, el rigor y la disciplina alemana suscitaban la atracción. El régimen autoritario que había favorecido la modernización de la nación europea era comparado con las democracias liberales como la de Francia. Por ello, el valor de disciplina suscitaba el interés del poder mexicano, porque podía ayudar a generar orden en México y, así, favorecer el desarrollo del país. Este prestigio se veía plasmado en el ejército alemán, el cual fue admirado por militares mexicanos. La fama de la fuerza del ejército prusiano y luego alemán permaneció a pesar de la derrota en la Primera Guerra Mundial. Los diplomáticos franceses mencionaban la atracción del ejército alemán sobre los oficiales mexicanos durante la Gran Guerra. Esta influencia era, sobre todo, recordada por los diplomáticos franceses al destacar algunos militares mexicanos, como el general aviador Amezcua o el general Arnulfo R. Gómez, el cual “fue el único oficial superior que se pronunció a favor de nuestra causa. Lo hizo con la mayor energía y con mucho valor porque, en aquel momento, todos los militares eran proalemanes”.4 Se recordaba esta admiración y los riesgos que representaba la presencia de germanófilos en el ejército. Por ello, era necesario incrementar la francofilia dentro de las fuerzas armadas de México. La germanofilia también tenía otros orígenes. Como lo subrayaban los franceses, “el odio de Estados Unidos acercó [a México durante la Primera Guerra Mundial] de Alemania”.5 Adversario del gran vecino en la guerra a partir de 1917, Alemania pareció como potencia capaz de enfrentarse y derrotar a Estados Unidos, lo que podía beneficiar a México, al reducir la amenaza que generaba el vecino del norte.
La propagación de la influencia alemana se hacía a través esta imagen de país modernizado y disciplinado, y esto había generado la simpatía de mexicanos. Los simpatizantes no eran solamente algunos oficiales; también los “antiguos estudiantes”, en su mayoría ingenieros o científicos, servían de vectores para la propagación del modelo alemán, al aplicar sus prácticas científicas, técnicas o económicas, o al participar en eventos a favor de Alemania.6 Eran importantes porque, al haber sido formados con material alemán, los ingenieros importaban maquinaria alemana, a la vez que los oficiales compraban las armas que usaron en las escuelas militares alemanas. Igualmente, aplicaban las prácticas y los métodos que estudiaron en Alemania, lo que facilitaba la propagación del modelo germano en las industrias o en el ejército.
Otro grupo fundamental para la propagación del modelo alemán eran los ciudadanos germanos establecidos en México. Como lo estableció Salazar Anaya (1992), la presencia alemana se mantuvo a pesar de la Revolución Mexicana, a diferencia de los franceses, que disminuyeron. A partir de 1920, una mayor cantidad de alemanes llegaron a México, con un aumento del 66%, mientras que, al mismo tiempo, los franceses sólo tuvieron un incremento del 25%. El incremento de los alemanes en México permitió rebasar la cantidad de franceses establecidos en este país (6,501 alemanes frente a los 4,949 franceses). Ambos grupos de extranjeros vivían en su mayoría en la Ciudad de México. Sin embargo, los alemanes representaban grandes grupos en los estados de Colima, Chiapas, Nayarit o Sinaloa y, en menor medida, en los estados fronterizos y del Golfo.7 Esto demostraba una implementación significativa en puertos del Pacífico, así como en los cafetales de Chiapas. Lo anterior confirma una instalación con metas comerciales, como intermediarios entre Alemania y México, a través de los puertos del Pacifico y del Golfo.
Los diferentes grupos se organizaron con sus asociaciones y sus instituciones culturales y económicas. Franceses y alemanes tenían sus Cámaras de Comercio, las cuales permitían asociar los esfuerzos para fomentar los intercambios entre México y sus países, así como para apoyar a las empresas. De igual forma, tenían sus propias escuelas. Los institutos franceses pertenecían a congregaciones religiosas. Por su parte, los alemanes tenían su Colegio que permitía a los niños alemanes estudiar y, en menor medida, recibía a mexicanos (Rinke, 2007, p. 55).
Como quedó dicho, Alemania contaba con un prestigio que atraía la simpatía de muchos mexicanos, lo cual alarmaba a los franceses. Ahora es necesario analizar las negociaciones diplomáticas para ver cómo Francia y Alemania intentaron arreglar sus problemas y cómo sus negociaciones afectaron al otro.
Negociaciones diplomáticas: competiciones y beneficios mexicanos
Dentro de las relaciones triangulares, las negociaciones diplomáticas eran importantes para defender los intereses nacionales. Los diplomáticos franceses y alemanes se conocían y se encontraban regularmente en ceremonias oficiales, y tuvieron relaciones cordiales. Estas buenas relaciones se debían al personal diplomático alemán, que no parecía sentir odio hacia los franceses a pesar de la contienda pasada. En 1929, se sospechaba de un posible espía financiado por Alemania en la Legación mexicana de París. Périer, ministro francés en México entre 1923 y 1931, calmó las inquietudes de París, declarando que “[Le sorprendería] que la Legación de Alemania hiciera, ahora, espionaje militante. Su personal proviene completamente de los nuevos grupos de diplomáticos republicanos y parecen haber rechazado el viejo espíritu de anteguerra”.8 Como lo consideraba el ministro francés, los diplomáticos alemanes habían cambiado y sus gestiones eran diferentes diez años después del Tratado de Versalles. De la misma forma, los diplomáticos alemanes parecían haber aceptado el estado saliente de la guerra, y que había terminado el antagonismo hacia Francia.
Las tareas de los diplomáticos europeos en México eran múltiples en los años veinte. Por ejemplo, debían negociar la indemnización de los daños causados por la Revolución Mexicana. Debido a los combates y las acciones de los revolucionarios y rebeldes durante este movimiento armado, varios extranjeros sufrieron violencia, robos y requisiciones forzadas, perpetuadas por los diferentes bandos armados. Las potencias exigieron reparaciones para sus ciudadanos afectados. Fue uno de los temas que frenaban el reconocimiento de Obregón por Estados Unidos. El pago de las reclamaciones fue incluido en los Acuerdos de Bucareli de 1923, los cuales condujeron a la normalización de las relaciones exteriores mexicanas (Meyer, 2010, pp. 44-45). Se estableció un sistema de comisiones de arbitraje para analizar las reclamaciones y fue extendida a las potencias cuyos ciudadanos sufrieron daños.
Tres miembros conformaban las Comisiones: un mexicano, un representante de la nación reclamante y un árbitro que provenía de un tercer país. Estados Unidos fue el mayor reclamante, seguido por Gran Bretaña. Francia entregó 348 reclamaciones de un total de 43.883 millones de pesos, mientras que Alemania presentó 140 reclamaciones por 6.169 millones. El promedio solicitado en reparaciones por los franceses era tres veces superior al exigido de los alemanes, con 126 mil pesos por cada francés, y 44 mil por cada alemán (Pi-Suñer, Riguzzi, Ruano, 2011, pp. 282-283). Como lo muestran las cifras, los franceses fueron más afectados, más numerosos y más exigentes que los alemanes.
Las negociaciones de las potencias con México se llevaron a cabo de manera tensa, de ahí que los diplomáticos observaran con atención las discusiones que llevaban las otras comisiones, pues las decisiones podían afectar a los intereses de sus reclamantes. Fue el caso de la Comisión Germano-Mexicana, la cual llegó a acuerdos de manera anticipada, en un sentido favorable para México. La falta de cohesión entre las potencias extranjeras en las negociaciones había permitido a México imponer condiciones que fueron aceptadas por los alemanes y que redujeron las indemnizaciones. Como lo menciona Périer de manera crítica:
De los casi 7 millones de pesos reclamados por los ciudadanos alemanes, México sólo tendría que pagar alrededor de 500.000. El Gobierno del Reich necesitó perseguir, durante tres años, varios trabajos, intercambios de montones de papel escrito, enfrentar los grandes gastos de mantenimiento de secretarios, del Agente, del Comisionario y en parte, del Presidente-Arbitro […] con el fin de obtener, al cabo de tantos esfuerzos, apenas el 7 y medio por ciento de la suma solicitada. Como lo ve Su Excelencia estamos lejos de los 28% que nuestro Agente a la Comisión franco-mexicana hizo esperar a nuestros reclamantes por la carta que les mandó al momento de su salida de México. Y si deseo naturalmente que esta esperanza se vuelva una realidad, tengo sin embargo el deber de mostrar que ya no parece fundada. Porque es demasiado certero que, ahora, una especie de consolidación de los porcentajes a los cuales llegarán las diversas Comisiones se establecerá alrededor del porcentaje fijado por la Comisión germano-mexicana, la cual constituirá ahora un precedente del cual será bien difícil alejarse.9
El ministro francés no escondió su desilusión y amargura al ver las conclusiones de la Comisión germano-mexicana. Como lo destacó, las Comisiones fueron costosas y generaron una gran cantidad de trabajo para estudiar cada caso, para rechazar las solicitudes que no eran fundadas y para establecer el monto a las cuales tenían derecho. Sin embargo, el “precedente” creado complicaba las negociaciones francesas, y la aceptación por los alemanes de esta proporción afectaba fuertemente a los intereses galos.
En esta negociación, destaca un elemento de las relaciones trilaterales, en la cual una relación bilateral no se limita a los contactos entre dos naciones, sino que actores o potencias ajenas intervienen e influyen. En el caso de las negociaciones, las decisiones de la Comisión Germano-mexicana tuvieron efectos directos en las discusiones entre Francia y México. Los franceses no podían conseguir una indemnización con un porcentaje mucho más elevado que el resto de las potencias. México obtuvo así un instrumento de presión. México se aprovechó de las relaciones triangulares porque pudo presionar a las otras potencias para que aceptaran el trato dado a Alemania. Además, los franceses no podían conseguir una mejor tasa porque insistir en ello tensaría las relaciones franco-mexicanas, lo cual beneficiaría a las potencias adversas, como Alemania o Estados Unidos. Al final, los resultados de las Comisiones bilaterales para la reparación de los daños fueron diferentes. Alemania fue indemnizada a la altura del 8.25% de la cantidad inicial solicitada, algo mucho mejor que las otras potencias, como los franceses, quienes solamente recibieron el 2.96% de lo solicitado. Esta diferencia se debe en gran parte por el acuerdo obtenido entre Alemania y México.
Las negociaciones diplomáticas demostraron la competencia entre Alemania y Francia. No obstante, el antagonismo entre las dos potencias europeas en el sector comercial fue rudo, como se verá en adelante.
El dinamismo comercial alemán
El comercio es uno de los sectores donde la actividad alemana fue considerada con mayor atención por los franceses. Tanto Francia como Alemania eran socios importantes para el país latinoamericano. Las relaciones comerciales entre México y los europeos eran desiguales, ya que seguían el patrón de intercambios entre países desarrollados y un país en proceso de industrialización: México proveía de materias primas, mientras que los europeos exportaban productos manufacturados. Igualmente, durante el Porfiriato, franceses y alemanes invirtieron en los bancos, los ferrocarriles y la industria del país latinoamericano (D’Owler, 1974, p. 1154). Durante este periodo, Alemania y Francia se disputaban el tercer lugar como mayor socio comercial de México. No obstante, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana provocaron amplios cambios en las relaciones económicas. La economía mexicana quedó desorganizada por la década de combates, lo que limitaba sus capacidades para exportar sus recursos. Alemania quedó afectada por el bloqueo que organizó el Entente para impedir la llegada de recursos estratégicos. También las sanciones impuestas impidieron que Alemania siguiera invirtiendo en México. Por su parte, Francia también redujo sus inversiones en México, así como sus compras para reconstruirse. Además, las exportaciones francesas quedaron afectadas tras el fin del Porfiriato y la desaparición de una clientela sensible al modo de vida à la française, lo que reducía sus exportaciones de productos refinados, como perfumes o licores.
Al iniciar los veinte, México tenía un superávit en el comercio con ambos países europeos, aunque no era tan fuerte como el que tenía con Estados Unidos o Inglaterra. Sin embargo, los intercambios con las dos naciones europeas se volvieron desfavorables para México, a partir de 1925 con Alemania y de 1927 con Francia. Este cambio se debió al estancamiento de las exportaciones de México y al fuerte incremento de sus importaciones, sobre todo de Alemania. De esta forma, durante la década de los veinte, Alemania logró consolidarse en el tercer lugar como socio de México (Avella Alaminos, 2000, pp. 438 y 442). El éxito comercial alemán y su dinamismo preocupaban a los franceses. Como lo señaló el agregado comercial francés, la participación alemana en el comercio exterior mexicano fue más fuerte entre 1928 y 1932 que entre 1908 y 1913 (el 7% frente al 4%), lo que destaca su consolidación como socio de México.10 Frente a ello, los franceses buscaron entender las razones de la ventaja que tomó Alemania.
Un primer factor ha sido la conexión comercial entre México y los europeos. Ésta se hacía con las líneas marítimas que no solo transportaban pasajeros, sino también mercancías. Francia y Alemania tenían sus propias compañías que llegaban a Veracruz. La Compagnie Générale Transatlantique salía de Saint-Nazaire, mientras que la compañía alemana Hamburg-Amerika conectaba a Hamburgo con Veracruz. La competencia entre compañías era muy fuerte: “la Hamburg-Amerika y la Holland-Amerika, con sus barcos de pequeño tonelaje y de velocidad reducido, quitan a nuestra línea, gracias a los precios bajos de los pasajes, una parte de la clientela con presupuestos reducidos”.11 Las estrategias adoptadas por la compañía gala eran equivocadas, ya que usaba barcos más grandes y por ello carecía de la flexibilidad de la compañía alemana. El precio menor de transporte para los pasajeros y las mercancías, así como las salidas más regulares, permitía a los alemanes ser más competitivos y exportar productos hacia México con mayor frecuencia. Mientras, los franceses tenían que esperar más tiempo para que llegaran sus productos vendidos, o dependían de otros intermedios, como la compañía alemana o de comerciantes de Estados Unidos.
La organización de misiones comerciales alemanas en México fue otro factor importante, las cuales tenían varios intereses: a la vez que creaban contactos entre comerciantes, igualmente promocionaba sus productos nacionales. Esta estrategia había sido usada por la Italia fascista, con la Nave Italia que recorrió a América Latina entre 1922 y 1924, para presentar la producción agrícola, industrial y cultural (Martínez Hernández, 2021, pp. 63-64). Esta daba lugar a reuniones y recepciones que favorecían la promoción comercial y cultural, tras lo cual la realización italiana fue reproducida por los alemanes, porque se organizó una misión comercial en 1925. La misión atrajo la atención de los franceses, ya que había 80 miembros, entre comerciantes, científicos y periodistas. El diplomático francés ironizó al decir que:
Es un pequeño ejército de viajeros comerciales que desembarcó a Veracruz hace unos días. El papel de los representantes alemanes de las artes, la ciencia y la prensa, en este país esencialmente latín, será sin duda discreto y sólo marcará resultados mediocres, mientras que 90 maletas llenas de muestras, que quedarán expuestas algún tiempo en México, estorbarán a la mayor parte de la tropa que se encargará de la tarea principal de incrementar el volumen de exportaciones alemanas.12
Périer fue sarcástico y consideró que la misión alemana no iba a tener resultados. Sin embargo, mencionó el interés alemán por incrementar sus ventas. Si bien se desconocen los resultados directos de la misión, se presume que fue un éxito, porque en 1926 se organizó una nueva misión alemana y México mandó una comitiva comercial a Europa. Sin embargo, Francia no tuvo misiones similares. En ello, se nota el esfuerzo que tomó Alemania para desarrollar el comercio bilateral y la falta de equivalencia por parte de los franceses. Las redes de Cámaras de Comercio germano-mexicanas también fueron fundamentales, ya que coordinaron las acciones de las empresas para participar en estas misiones.
Además, existía otro elemento que demostraba las debilidades comerciales de los franceses. Como lo mencionó Lagarde en 1926: “Debido a la rivalidad entre naciones, el comercio, aquí más que en otros lados, sigue a los nacionales, está ligado a la bandera de los establecimientos instalados aquí y dependen de las colonias extranjeras que apoyan a su comercio nacional”.13 El diplomático resaltó el fuerte vínculo entre el importador extranjero establecido en México y su nación de origen, y éste se volvía un intermediario clave entre los productores de su país y México. El comercio exterior de México dependía entonces de estos agentes. Por ello, era importante la actuación de los franceses y alemanes establecidos en México para incrementar las exportaciones de sus metrópolis. Sin embargo, los diplomáticos destacaban el apoyo que los alemanes daban a la economía germánica. Por ejemplo, resaltaron en 1933:
la recuperación esplendorosa efectuada por Alemania de su Comercio de anteguerra en México. Un apego muy profundo a su patria anima a los alemanes de México (que, en su conjunto, y durante los últimos años, quedaron fieles al Imperio). No cesaron de apoyar con sus pedidos la industria de la Metrópoli y ésta hizo todos los sacrificios para guardar vínculos estrechos con ellos financiando por ejemplo la compañía transatlántica. El resultado es perceptible hoy. La salida del próximo barco alemán, para mencionarlo, es un éxito completo: el cargamento de mercancía y el transporte de pasajero lo llenan completamente.14
Los franceses vieron los apoyos continuos de los alemanes establecidos en México a la producción de su país. Por ello, la observación del competidor directo permitía a los diplomáticos franceses aprender de la acción de los alemanes, al ver los éxitos que tuvieron, como por ejemplo en el comercio de ferretería.15 No obstante, los franceses no lograron una hegemonía parecida, a pesar de dominar algunos sectores económicos en México, como el textil, la producción de papel o de cigarros.16 Esto demuestra el éxito de los alemanes en imponerse en varios sectores comerciales y su esfuerzo les permitió alcanzar el tercer puesto comercial y hacer que su nación fuese la segunda exportadora hacia México.
Un caso ilustrativo fue la incapacidad de los franceses de vender maquinaria o productos eléctricos. El agregado comercial señaló que la principal tienda eléctrica francesa en México vendía artículos suizos y americanos, mientras que Alemania logró instalar algunas compañías como Siemens. Otro caso, el de la maquinaria, es iluminador del éxito alemán y resalta la inacción francesa. Alemania era el segundo abastecedor, con el 11%, mientras que Francia, con el 1.5%, era rebasada por Bélgica o Suecia.17 Un síntoma de ello era el señalamiento de un consejero comercial francés, Marcel Mangematin, quien destacó con ironía que las industrias francesas establecidas en México, como las fábricas textileras de Guadalajara u Orizaba, preferían comprar maquinaria alemana a la de su país.18
Para entonces había dos situaciones diferentes: Alemania consiguió una fuerte dinámica y tomó buenas decisiones, como apoyar a su compañía de navegación, contó con el apoyo de sus emigrantes y disfrutó de una imagen que destacaba su eficiencia industrial. Mientras que Francia no logró imponerse en los sectores que necesitaba México para modernizarse e industrializarse, como la exportación de maquinaria, al tiempo que sus principales exportaciones, como licores, libros o artículos de moda, disminuyeron tras el fin del Porfiriato y las nuevas necesidades mexicanas.
Sin embargo, los franceses destacaron otros elementos que favorecieron esta dinámica. Se subrayó que la causa principal del éxito comercial alemán en América Latina fue el apoyo dado por Estados Unidos, con el Plan Dawes de 1924 y el Plan Young de 1930, que permitieron un flujo de inversiones de los bancos estadunidenses en dirección de Alemania (Martínez Lillo, 2009, pp. 358). El agregado comercial Leprévost, refiriéndose a Alemania, estimó que: “Estados Unidos tendrían alguna razón de arrepentirse hoy de la asistencia que prestaron inconsideradamente a los bancos, industrias y compañías de navegación, de este terrible competidor [en México y en América Latina]”.19 Estas críticas demostraban a la vez la amargura sentida por los franceses en cuanto a los apoyos que habían sido dados a los alemanes para su reconstrucción, y la falta de garantía en obtener reparación de los daños provocados por los combates en Francia. Ahí, el agregado comercial resaltó la ironía para Estados Unidos de que sus apoyos favorecieron el auge comercial de Alemania.
En el sector comercial se observó que la competencia había sido fuerte y dominada por Alemania. La influencia o soft power fue otro sector donde había una importante contienda entre las potencias, como se verá adelante.
Dos constantes en cuanto al soft power
Como lo mencionó Nye (1990), la influencia se realiza a través de varias actividades que deben generar simpatía y atracción. Para ello, las diplomacias se especializaron y usaron dos tipos de estrategias: la diplomacia cultural y la diplomacia pública. La primera basa sus acciones en la propagación de elementos de la cultura nacional, como la lengua, la literatura, la historia, las ciencias y las artes, a través de diversas iniciativas, como la difusión de libros, películas, conferencias, espectáculos o cursos. Con ello, se busca fomentar la admiración de los individuos, como las élites culturales o políticas. La diplomacia pública, por su parte, se centra en presentar la vida política y social del país de una manera positiva y legitimando las decisiones del gobierno. Se dirige a las masas e intenta convencer a la opinión pública, a través de publicaciones, películas y la prensa. Francia y Alemania pelearon por conseguir la simpatía de los mexicanos. Sin embargo, tomaron dos vías diferentes correspondientes a sus diplomacias tradicionales, la vía cultural para Francia, y la propaganda, en continuación con la Primera Guerra Mundial, para Alemania.
En el caso de la diplomacia cultural, la actividad alemana desató poco interés por parte de los franceses. Esto se debía a varios factores, como la convicción de que Alemania no era un peligro para la influencia francesa. Consideraban que había demasiadas diferencias entre el idioma alemán y el castellano, lo que complicaba la difusión del alemán. Por ello, en varias ocasiones los diplomáticos franceses destacaron la ventaja de su país.20 Además, la influencia estadunidense era considerada con mayor atención, por ser percibida como más fuerte y, por ende, más peligrosa. Entonces, los franceses no prestaron mucha atención a las acciones de la diplomacia cultural alemana en México.
No obstante, la diplomacia pública desató mayor inquietud, pues los alemanes siguieron usando la propaganda. Anteriormente, varios informes de la Légation destacaron la propaganda alemana (Toledo García, 2017), y esto continuó los años siguientes. En 1927, por ejemplo, la Légation señaló que:
La propaganda germánica en México sigue siendo muy agresiva. Permanece orientada en un sentido extremadamente agresiva en contra de nosotros. Durante la guerra, nuestros enemigos habían apreciado con exactitud que la opinión de este país interpretaba nuestra campaña relativa a las violaciones del derecho y a las atrocidades cometidas por ellos como una muestra de debilidad de nuestra parte y se dedicaba únicamente a mostrar su potencia insistiendo en los golpes que asestaban a los aliados. Esta propaganda cambió de objetivo después de la derrota: busca ahora exonerar al gobierno imperial de toda responsabilidad en los orígenes de la guerra y culpar a Francia y Rusia.21
El tono de la propaganda alemana cambió con la derrota. En lugar de mostrar su fuerza, como durante la Primera Guerra Mundial, se denunciaba la acción francesa y se culpaba a París de los problemas alemanes. Para ello, se insistía en la imagen de una Francia agresiva, frente a una Alemania debilitada y vencida. Este cambio de tono debía hacer que los mexicanos se sintieran empáticos con Alemania, ya que ambos sufrieron humillaciones y eran amenazados y presionados por potencias que exigían reparaciones. Era también una manera de demostrar el trato injusto impuesto por el Tratado de Versalles a Alemania.
Un claro ejemplo del discurso en contra de la situación de posguerra fue un folleto distribuido en la ciudad de México en 1930. Fue difundido después de la evacuación de Renania por las fuerzas francesas. El mensaje era:
La evacuación de Renania no puede ser un motivo de alegría para los alemanes porque los franceses ocupan todavía la Cuenca de Sarre; porque sus colonias no han sido remitidas a Alemania; porque millones de alemanes siguen bajo el yugo de otros Estados; porque el plan Young significa para Alemania una esclavitud de 60 años; porque la acusación de ser el único culpable de la guerra sigue pesándole. No son ni la fuerza brutal, tampoco la nación la mejor armada quienes deben dominar el mundo, sino la justicia y un espíritu sano y progresista.22
En esta hoja se presentan las reclamaciones alemanas que buscan la revisión de los Tratados de Versalles. Sin embargo, la demanda más interesante se refiere a los alemanes “bajo el yugo de otros Estados”, es decir, los que vivían en Austria, Checoslovaquia o Polonia. Correspondía a una de las reivindicaciones de los nacionalistas alemanes que querían anexar estos territorios, como los Sudetes o el Corredor de Danzig. Estas demandas eran presentadas como “justicia” y “progresismo”, y eran opuestas a la “fuerza brutal” de los vencedores de Alemania, como Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Este tipo de folleto debía convencer a los lectores de la legitimidad de las demandas alemanas.
La propaganda alemana contó con el apoyo de la Agencia de noticias Duems, fundada por Karl Düms, y que tenía la meta de mejorar la reputación de Alemania y borrar la mala imagen provocada por la guerra (Toledo García, 2017, pp. 316-317). Su actividad fue analizada ampliamente por los miembros de la Légation. Se destacó, por ejemplo, que:
Estos despachos Duems son un modelo del género tendencioso; constituyen un instrumento de propaganda muy activo y con certeza muy eficaz. La presentación de las noticias, cualesquiera que sean es en general, hábilmente hecha, sin ninguna preocupación de la veracidad o aun a veces de la verosimilitud, pero en un sentido según las directivas siempre favorables a los intereses alemanes. […] [Cualquier] noticia es buena para presentar de manera favorable la política Alemana [sic.] tranquila, enérgica, determinada, en oposición con la política Francesa [sic.] violenta, desordenada, hipócrita.
Los términos usados en la redacción son generalmente mesurados, la forma es correcta, pero se agrega un comentario a la noticia dada que la distorsiona en el sentido querido.
Una propaganda de este estilo perseguida con paciencia cada día debe obligatoriamente producir cierto efecto en el espíritu de los lectores poco cultos y aún sobre el de los demás. Es un veneno antifrancés servido cotidianamente, gota por gota, a la opinión mexicana. […] Según informaciones que he recibido, la agencia Duems recibe realmente una cantidad reducida de telegramas. Todos los despachos son fabricados inextensos en sus oficinas de México, tomando como base los telegramas recibidos por las otras agencias y, en particular, por la Associated Press. Un personal de cinco o seis redactores con buen estilo, instalados en el local del Banco alemán está ocupado en copiar las noticias y componer los falsos despachos entregados a los periódicos. […].
Esta organización debe costar aún más ya que el precio de la suscripción pagada por los Periódicos es diminuto, cuando, como lo imagino, la mayoría de los despachos son entregados gratuitamente. Es cierto, me dicen que los establecimientos alemanes de México apoyan la agencia Duems no solamente con subvenciones directas sino también con una acción indirecta sobre los Periódicos. Estos tienen que insertar despachos Duems o son amenazados, en caso de rechazo, de ya no recibir anuncios.23
La Agencia Duems defendía los intereses alemanes y atacaba a Francia. Los diplomáticos franceses destacaron la estrategia tomada para lograr una amplia difusión, con la venta de las noticias a precios reducidos. La agencia contaba con el apoyo financiero de los alemanes establecidos en México, y estos también presionaban a los periódicos para que publicasen informaciones alemanas. De esta forma, se difundían noticias favorables a Alemania para justificar las solicitudes germanas. La estrategia alemana era un esfuerzo continuo. Además, el diplomático criticaba la creación de despachos. El francés denunciaba este procedimiento porque permitía la presencia de noticias falsas o tendenciosas. Esto preocupaba a los franceses, porque sentían que la opinión pública mexicana era cada vez más desfavorable hacia el gobierno de París. Los franceses consideraban probablemente que Alemania había convencido a Estados Unidos o Inglaterra de reducir las reparaciones que Alemania debía a Francia, y esto reforzó la impresión de que su propaganda era muy eficiente. Se temían consecuencias parecidas en el caso de México, como la pérdida de simpatías, boicots o acciones en contra de iniciativas culturales.
Mientras, los franceses enfrentaban problemas para difundir sus noticias. Como lo escribió el ministro francés:
Rebasada por la propaganda alemana, ahogada por la americana, la voz de Francia sólo se hace escuchar en México en intervalos demasiados escasos. Es necesario, de manera urgente, que cada mañana, en su periódico el lector mexicano encuentre al lado de la nota alemana calumniosa o el artículo tendencioso de la agencia estadunidense la exposición, la rectificación, el desmentido o la aclaración francesa de la Agencia Havas.24
La agencia alemana no era la única en atraer la atención de la Légation. También las agencias norteamericanas eran competidores importantes, y a veces transmitían noticias adversas a Francia. Sin embargo, la agencia Havas no se esforzaba mucho, lo cual complicaba su posicionamiento en México. Por ejemplo, durante la Revolución, Havas se había retirado del país. Igualmente, a inicios de los veinte, la agencia francesa transmitía noticias de manera irregular, lo que impedía competir con las agencias norteamericanas o alemanas.
En muchas ocasiones, los diplomáticos reprochaban la falta de esfuerzos de Havas para enfrentarse. Por ejemplo, en 1928, un diplomático se cuestionaba:
Desgraciadamente en la actualidad, la agencia Havas manda solamente una cantidad muy reducida de noticias. Algunos proyectos de los cuales me enteré intentarían aumentar estos envíos en proporciones importantes. Los periódicos parecen también considerar positivamente el esfuerzo financiero necesario para la organización de este nuevo servicio que tendría la ventaja, al procurarles una cantidad más considerable de noticias directas de Europa, de liberarles de la influencia de las agencias estadunidenses.25
Era necesario invertir para enfrentar la propaganda alemana. La Agencia Havas solamente contaba con un enviado en México. También, las agencias tenían dos visiones diferentes, ya que Havas tenían una lógica comercial, y no tanto de interés nacional, como lo fue para la Agencia Duems. Por ello, la Légation propuso varias medidas, como la participación financiera de las empresas francesas, pero fue rechazado por estas debido a la situación económica de México. La otra era que el gobierno francés subvencionara a Havas para transmitir más noticias, algo que fue imposible debido al presupuesto reducido del Ministère des Affaires Étrangères. La solución salió de uno de los “proyectos” mencionados y que se dio gracias a los contactos entre Juan de Dios Bojórquez y Léon Rollin, el director de Havas con la creación de una agencia de prensa mexicana vinculada a la Agencia Havas a inicios de los treinta. Sin embargo, la agencia mexicana (Agencia Noticiosa de Telegramas Americanos) se inauguró en 1935 y sus efectos empezaron a notarse en 1938 (Rolland, 1990, pp. 73-75).
Además, la propaganda francesa no suscitaba la simpatía mexicana, lo cual complicaba su eficiencia. Por ejemplo, el Journal Français du Mexique criticaba que Berlín no pagaba las reparaciones establecidas por el Tratado de Versalles de 1919, hablando de manera repetida de “liquidación” de los tratados o de “amplia broma” en cuanto a las indemnizaciones.26 También insistía en las deudas alemanas que no eran pagadas a pesar de las riquezas del gobierno alemán o de los apoyos dados por Estados Unidos.27 Si bien Francia justificaba su punto de vista, tenía efectos limitados en México porque podía recordar a los mexicanos que Francia, entre otros países, igualmente exigía a México el pago de deudas o de las reparaciones por daños provocados por la Revolución. Solamente entre 1930 y 1932, el Servicio de Prensa e Información del Ministère des Affaires Étrangères mandó estudios sobre la situación económica, política y cultural de Francia, los cuales tuvieron una gran difusión en la prensa, signo de su éxito.28 No obstante, el esfuerzo fue limitado. En ello, Alemania impuso su punto de vista frente a Francia.
Las relaciones triangulares mantuvieron ciertas constancias, en cuanto a la cuestión de las influencias alemana y francesa en México. Francia mantenía una fuerte influencia cultural sobre las élites mexicanas. Por otro lado, el uso de la propaganda por Alemania se mantuvo con cierto dinamismo.
Epílogo. ¿Y 1933? Una ruptura en el antagonismo franco-alemán en México
El 30 de enero de 1933 significó una ruptura en la vida política alemana, debido a la llegada de Hitler al poder y el inicio del régimen nazi. Esta situación ocasionó cambios drásticos en el panorama internacional, ya que el proceso de revisión de los tratados del fin de la Gran Guerra llegó a su culminación, con la desaparición de varios países a partir de 1938. Sin embargo, a pesar de este fuerte trastorno político, las dinámicas dentro de las relaciones triangulares germano-franco-mexicanas permanecieron. El antagonismo franco-alemán se mantuvo en México antes de la llegada de Hitler a la Cancillería alemana.
Igualmente, el éxito de las exportaciones alemanas hacia México se reforzó después de 1933. Fue permitido en gran parte por la venta de maquinaria para modernizar el país latinoamericano. La instauración de un comercio de trueque entre Alemania y México incrementó aún más los intercambios, resolviendo problemas que ambos países tenían: la falta de divisas (Avella Alaminos, 2002, pp. 74-75). Esta modalidad comercial llegó a su punto máximo con las exportaciones de petróleo mexicano después de la expropiación petrolera de 1938. Por su parte, Francia también se aprovechó de un incremento de intercambios comerciales, pero en menor medida que Alemania. De nuevo, pocas medidas fueron tomadas por los franceses para competir con los intercambios germano-mexicanos. A pesar de seguir siendo un tema de preocupación de la Légation, se mantuvo la desventaja comercial frente a Alemania.
Alemania continuó usando la propaganda como su herramienta preferida de diplomacia de influencia. Sin embargo, a partir de 1933, el mensaje fue más afín al nuevo régimen nazi y se difundió con mayor intensidad. Transocean, que sucedió a la Agencia Duems, siguió difundiendo noticias acerca de Europa, de manera favorable a Alemania y sin dejar de criticar a Francia. La propaganda seguía siendo una temática de preocupación por parte de la Légation. Por ello, la llegada del régimen nazi no marcó una ruptura en cuanto a la influencia alemana en México. Sin embargo, la propaganda nazi enfrentó dificultades que los germanos no habían tenido anteriormente, como las reacciones de grupos antifascistas mexicanos. Esto complicó la difusión del discurso alemán en México. La creación de la agencia mexicana ANTA, asociada a Havas, no constituyó el mayor obstáculo a la difusión del discurso alemán.
Con la relación triangular, Francia y sus diplomáticos tomaron nota de las realizaciones y éxitos de los alemanes. El caso del comercio o de la propaganda eran ejemplos. Sin embargo, las lecciones no sirvieron porque el gobierno francés no tomó acciones necesarias para competir con Alemania. Las prácticas comerciales de los franceses no evolucionaron y se rechazó una mayor intervención del Estado. De la misma forma, algunas acciones fueron tomadas para limitar el impacto de la propaganda alemana, pero fueron escasas. Esto ilustra que la diplomacia francesa no tuvo el mismo dinamismo ni la capacidad de adaptación que Alemania, y esto en especial con México.
México también disfrutó parcialmente de este antagonismo para defender sus intereses nacionales. El caso de las reclamaciones es un ejemplo, ya que el arreglo germano-mexicano fue impuesto a las otras potencias y se logró reducir ampliamente las indemnizaciones. La competencia comercial entre Francia y Alemania, por su parte, no fue de gran provecho para México debido a la gran diferencia de los productos vendidos por Francia y Alemania. El caso cultural fue similar, ya que las influencias francesas y alemanes no competían con las dinámicas culturales del modelo estadunidense.
En ello, el periodo entre 1925 y 1933 fue un momento de competencia y oposición entre Francia y Alemania en México. Alemania fue percibida como más fuerte en cuanto a la diplomacia pública y al comercio, mientras que Francia dominaba en el sector cultural. La visión triangular fue útil para percibir no solamente esta oposición, sino también para tener un punto de observación particular acerca de los alemanes en México, sus intereses, sus actividades y sus éxitos. También sirvió para ver cómo los franceses buscaron adaptarse frente al dinamismo alemán y fracasaron. Igualmente, ofrece una manera de considerar a un grupo desde el punto de vista del adversario, lo cual ofrece una nueva perspectiva sobre las actividades de los alemanes en México, así como sus actores y vectores de influencia.
Archivos
ADMAE Archives Diplomatiques du Ministère des Affaires Étrangères (La Courneuve, Francia).
CADN Centre des Archives Diplomatiques de Nantes (Nantes, France).
FL Fondo Lartilleux, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Ciudad de México).
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Notas
1 En adelante, nos referiremos a la Legación de Francia en México como Légation.
2 Archives Diplomatiques du Ministère des Affaires Étrangères [ADMAE], 22CPCOM/11, E. Lagarde à Sous-Direction Amérique (SDA), “L’action allemande au Mexique”, Despacho 15, 20 de febrero de 1926, p. 1.
3 Centre des Archives Diplomatiques de Nantes [CADN] 432PO/C/23, Périer J à SDA, “Le Mexique et l’évacuation de la Rhénanie”, Despacho 51, 10 de julio de 1930, p. 2.
4 CADN, 432PO/C/22, Périer J. à SDA “La situation au Mexique au début d’Août 1927”, Despacho 61, 4 de agosto de 1927, p. 8, y Périer J. à SDA “Prochaine arrivée à Paris d’une Mission Mexicaine d’Aéronautique Militaire”, Despacho 71, el 9 de septiembre de 1927, p. 1.
5 CADN, 432PO/C/23, Périer J. à SDA, “Le Mexique, la Société des Nations et les Syrio Libanais”, Despacho 3, 9 de enero de 1930, p. 7.
6 CADN, 432PO/C/21, Périer J. à SDA, “A.s. du séjour à Mexico du Prince Henri de Prusse”, Despacho 140, 8 de diciembre de 1926, p. 2.
7 Eran 322 en Chiapas, segunda entidad mexicana más habitada por los alemanes después del Distrito Federal. Véase Salazar Anaya, 1992, pp. 156-158.
8 CADN, 432PO/C/23, Périer J. à SDA, “a.s. Agent de la Légation du Mexique à Paris présumé au service de l’Allemagne pour espionner en France”, Despacho 97, 30 de noviembre de 1929, p. 2.
9 CADN, 432PO/C/23, Périer J. à SDA, “a.s des Commissions de Réclamations germano-mexicaine et anglo-mexicaine”, Despacho 29, 28 de mazo de 1930, pp. 4-5.
10 ADMAE, 88RC/2, Leprévost A. au Ministre du Commerce, “Commerce extérieur mexicain”, 17 de abril de 1933, p. 7.
11 CADN, 432PO/C/21, Lagarde E. à Sous-Direction Relations Commerciales (RC), “Les conditions du trafic maritime entre le Mexique et la France et les moyens d’accroître ce trafic”, Despacho 34, 19 de marzo de 1926, p. 2.
12 ADMAE, 22CPCOM/43, Périer J. à SDA, “A.s.de la venue au Mexique d’une mission commerciale allemande”, Despacho 49, 29 de junio de 1925, pp. 2-3.
13 CADN, 432PO/C/21, Lagarde E. à RC, “Au sujet du traité de commerce franco-mexicain”, 19 de septiembre de 1926, p. 15.
14 ADMAE, 22CPCOM/43, Dussol H. à RC, “A/S. remarques sur le commerce extérieur du Mexique”, Despacho 40, 20 de abril de 1933, p. 2.
15 ADMAE, 88RC/2, Leprévost A. à Ministère du Commerce, “Étude sur Le Commerce Extérieur du Mexique”, Informe Confidencial, 15 de junio de 1933, p. 87.
16 Se menciona por ejemplo que los tintes o colorantes no son importados de Francia a pesar de que los franceses poseían las grandes industrias textil y papelera, ADMAE, 88RC/2, Leprévost A. a Ministère du Commerce, “Etude sur Le Commerce Extérieur du Mexique”, Informe Confidencial, 15 de junio de 1933, pp. 66-67.
17 ADMAE, 88RC/2, Leprévost A. à Ministère du Commerce, “Étude sur Le Commerce Extérieur du Mexique”, Informe Confidencial, 15 de junio de 1933, p. 108.
18 CADN, 432PO/C/63, Mangematin M. (1931). Débouchés offerts par le Mexique et Aperçus sur la situation économique mexicaine. Chambre du Commerce Franco-Mexicaine, pp. 42-43
19 ADMAE, 88RC/2, Leprévost A. au Ministre du Commerce, “Commerce extérieur mexicain”, 17 de abril de 1933, p. 10.
20 ADMAE, 22CPCOM/26, Périer J. à SDA, “A propos de la visite du croiseur allemand l’‘Emdem’ au Costa Rica.- L’influence allemande et française au Mexique”, 23 de diciembre de 1929, pp. 3-5.
21 CADN, 432PO/C/22 Périer J. à SDA, Despacho 127, sin título, 19 de diciembre de 1927, p. 1.
22 CADN, 432PO/C/23, Périer J à SDA, “Le Mexique et l’évacuation de la Rhénanie”, Despacho 51, 10 de julio de 1930, pp. 3-4.
23 CADN, 432PO/C/22, De Simonin à SDA, “Les nouvelles tendancieuses de l’Agence Allemande Duems”, Despacho 71, 24 de octubre de 1928, pp. 1-3.
24 CADN, 432PO/C/24, Dussol H. à Service Information et Presse (SIP), Anexo al “a.s. presse et agences d’informations au Mexique”, 30 de noviembre de 1932, p. 7.
25 CADN, 432PO/C/22, De Simonin à SDA, “Les nouvelles tendancieuses de l’Agence Allemande Duems”, Despacho 71, 24 de octubre de 1928, p. 4.
26 Varios editoriales del director, Bernard Vincent, criticaron las consecuencias del Plan Young, o de la falta de pago de los alemanes, como por ejemplo: Fondo Lartilleux [FL], “La Conférence de liquidation”, Journal Français du Mexique [JFM], 8 de agosto de 1929, pp. 1 y 5, “Autour du Plan Hoover et des négociations de Londres”, JFM, 23 de julio de 1931, p. 1, “La Vaste blague des Réparations”, JFM, 26 de noviembre de 1931, pp. 1-2. “La France jalousée”, JFM, 21 de enero de 1932, p. 1.
27 FL, “L’or de la Reichsbank”, JFM, 28 de abril de 1932, “Ce que l’Allemagne doit à l’étranger”, JFM, 29 de octubre de 1932, p. 5.
28 En CADN, 432PO/C/23, Périer J. à SIP, “A.S. de la diffusion d’articles de presse. La propagande française au Mexique et l’Agence Havas”, 8 de mayo de 1930, p. 1.