Entrevistar ¿para qué? Múltiples escuchas desde diversos cuadrantes. Por Graciela de Garay Arellano y Jorge Eduardo Aceves Lozano, coords. México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2017, 446 pp.

Gabriel Mauricio Chavarría Peccorini
El Colegio de Michoacán

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Entrevistar ¿para qué? Múltiples escuchas desde diversos cuadrantes. Por Graciela de Garay Arellano y Jorge Eduardo Aceves Lozano, coords. México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2017, 446 pp. por Gabriel Mauricio Chavarría Peccorini se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

En esta obra colectiva se muestra la entrevista a partir de la experiencia de varios investigadores e investigadoras, resaltando cada uno de sus componentes más esenciales como la oralidad, las estructuras del discurso, la subjetividad, las expresiones no orales, la veracidad de la narración, las dificultades para emplear esta técnica y el importante papel de la memoria del entrevistado.

En este sentido, las y los autores de los trabajos que componen la obra se refieren a la entrevista más como la historia oral, y es por el papel central que se le da a la memoria durante los relatos, donde el pasado no sólo es recordado, sino que es resignificado en el presente, en este tipo de entrevista no basta con transcribir las palabras de personas que presenciaron algún hecho, es necesario estudiar el contexto de la vivencia investigada, documentar lo que el entrevistado pensó, cómo lo interpretó y cómo expresó lo vivido.

Las fuentes orales no sólo proporcionan una narración de un suceso del pasado, son manifestaciones de la memoria personal y colectiva donde se da una reconfiguración de la experiencia humana y una reinterpretación de la historia. La historia oral debe ser vista como una serie de tomas de decisión, el investigador elige las mejores técnicas, el mejor diseño metodológico y los mejores informantes que contribuyan en la producción del conocimiento. Esta es una técnica que no pertenece a una sola disciplina, más bien se caracteriza por ser interdisciplinaria, consiste en la narración de la vida cotidiana por sus propios actores, que dan cuenta de la historia del tiempo presente, lo que interesa es la vivencia del sujeto a partir de su propio discurso.

No sólo se trata de una entrevista sobre cualquier tema, se trata de un diálogo interactivo donde se aborda cómo las personas generan resistencia ante ciertas situaciones y, en algunos casos, cómo logran superar dificultades; desde el rechazo de la sociedad hasta la sobrevivencia de dictaduras militares. Son narraciones de eventos históricos desde sus propios protagonistas, quienes muchas veces no tienen voz. Su función, además de producir documentos para estudios sociohistóricos, está en crear un registro de sentires, percepciones, acciones y estructuras de organización de quienes vivieron e hicieron las cosas durante una coyuntura, intentando comprender fenómenos colectivos desde distintos relatos individuales, es decir, la historia oral no es una entrevista aislada, es una serie de narraciones entrelazadas y analizadas apoyadas por distintos textos que proporcionan contexto al discurso estudiado.

La historia oral permite conocer la acción social integrando niveles y escalas como pocas técnicas de investigación social pueden hacerlo, es un procedimiento para la formación de corpus de información desde testimonios orales de investigaciones específicas que dejan nuevas fuentes para futuras consultas.

El entramado simbólico del discurso es de interés para este tipo de entrevistas. Quien utiliza la historia oral se compromete a buscar, escuchar, transcribir y sistematizar el conocimiento de la historia para poder comprender el presente. Este proceso parte de puntos conceptuales indagados por el investigador, quien formula preguntas, planea formas de alcanzar objetivos y establece estrategias metodológicas para acercarse a la realidad de la mejor manera posible.

El libro reúne quince trabajos de investigación donde la historia oral es una de las principales técnicas empleadas para la recolección de información, por ello cada investigador e investigadora dedican tiempo en explicar las virtudes y dificultades para abordar fuentes orales, de esta manera, el lector puede imaginarse lo versátil de dicha técnica de investigación.

Las tres secciones que agrupan cada uno de los trabajos permiten el desarrollo de un hilo conductor que lleva al lector desde explicaciones teóricas de lo que significa historia oral hasta ejemplos cada vez más complejos.

La primera sección, “Aproximaciones teórico-metodológicas”, tiene trabajos como el de Perla Chinchilla, quien considera que la historia oral no se limita a la realización de entrevistas como lo haría un periodista, esta técnica implica la construcción de una fuente determinada a partir de cotejarla y analizarla con otras fuentes. Es una manera de hacer investigación social cualitativa, que se enfoca en la subjetividad de los sujetos, en los símbolos que reconocen y las representaciones sociales que utilizan.

Por su parte, Jorge Aceves, afirma que la praxis de la historia oral es producto de la toma de decisiones teóricas, metodológicas, técnicas y pragmáticas por parte de quien investiga, que lleva a la identificación de unidades de significado que pueden ser palabras, enunciados, frases, o la respuesta a cualquier pregunta. En su conjunto, estas unidades analíticas conforman ejes temáticos que al estudiarse como bloques narrativos pueden funcionar de base para el capitulado de un trabajo por escribir.

Mientras Sara Makowski, en la historia oral utiliza lo que ella llama “escucha arqueológica”, que consiste en la escucha de los sujetos excluidos, en dar voz al que normalmente no tiene voz, intentando reconstruir su identidad; como las mujeres que están en la cárcel o los jóvenes sin hogar que deambulan por las calles de las ciudades. Esta escucha de lo inaudible social es lo que Makowski identifica como una apuesta política de la historia oral, porque se le da identidad a quien se le ha arrebatado, es político porque involucra empatía y solidaridad por parte de quien investiga para reconstruir un lazo social de aquel que ha sido excluido.

La segunda sección, “Sobre la memoria y la escritura de la historia”, es una transición entre lo teórico de la historia oral a su praxis, así, el trabajo de Mario Camarena y Rocío Martínez analiza la memoria colectiva de las señoras que integran el Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur (MPPCS), en Tlalpan, Ciudad de México. En su investigación rescatan las vivencias de 40 años de luchas populares y campesinas contra las autoridades, para exigir servicios, defender derechos y obtener un trato digno. Así, desde varias narraciones se puede dar seguimiento a la construcción del sujeto social a partir del conflicto y, como, desde el recuerdo, se puede hacer política por parte de una comunidad organizada.

El trabajo de Claudia Canales trata sobre el arduo trabajo de la edición de una historia oral, donde un lector de una entrevista transcrita puede obtener nuevos ángulos para acercase a un tema de investigación, plantearse nuevas preguntas e incluso encontrarse con dilemas sobre lo abordado. Por lo tanto, la información recolectada de una entrevista debe ser siempre comprobada, verificar datos históricos y comprobar errores involuntarios de la memoria, con el fin de hacerle justicia al relato y considerar el futuro trabajo del lector.

La tercera sección, “Experiencias empíricas”, es un conjunto de trabajos que muestran experiencias de investigación en una amplia gama de temas donde se ha utilizado la historia oral, aquí la entrevista como tal no es el centro de atención, más bien funciona como ejercicio para que el lector pueda analizar como por medio de las entrevistas las y los autores de los trabajos se apoyaron en las fuentes orales para alcanzar sus objetivos de investigación.

Por ejemplo, el trabajo de Leticia Calderón, quien entrevista a migrantes centroamericanos, que han dejado su país por la violencia cotidiana ejercida por grupos criminales, falta de oportunidades y una ausencia casi total del Estado, permite no sólo aportar elementos a la teoría existente, enriqueciéndola con narraciones sencillas y potentes, también logra obtener historias orales donde las vivencias con el racismo, la intolerancia y la xenofobia se dan junto a muestras de cariño, solidaridad y nostalgias compartidas, así, quien investiga acompaña, por un breve momento, a aquella persona que debe cruzar fronteras para obtener la vida digna que se le ha negado.

Por último, el trabajo de Silvia Dutrénit y César Tcach sobre los testimonios que evidenciaron la represión militar en Argentina, durante la década de los setenta del siglo XX, con los que se logró mostrar las graves violaciones a los derechos humanos que ocurrían en el país suramericano; fueron de gran utilidad para interrumpir la ayuda militar a partir de la enmienda Humphery-Kennedy.

Junto al análisis de estos testimonios, la historia oral de Fernando Olivares, responsable de las excavaciones arqueológicas en uno de los centros clandestinos de detención más grandes de Argentina, muestra cómo las investigaciones a partir de fuentes orales logran trascender de la producción de conocimiento científico, para contribuir con el acceso a la verdad para los familiares de víctimas de represiones militares en el marco de fortalecer la defensa de los derechos humanos.

Por todo ello, el libro va dirigido a un público en general conformado por estudiantes, docentes y personas dedicadas a la investigación social, mientras que cada una de las temáticas abordadas en toda la obra puede llamar a su propio grupo de lectores en específico, como aquellos interesados en temas de migración, religión, sindicalismo, juventud entre otros.

Es importante mencionar que al aplicarle una mirada crítica al libro se pueden detectar al menos tres limitantes: la primera es que no toma una posición clara sobre si la historia oral debe ser vista como una metodología, una técnica cualitativa o si es un tipo de entrevista enfocada en conocer sucesos del pasado. La segunda es que pese a que la obra no es un manual sobre historia oral que muestre un paso a paso para su ejecución, hace falta un trabajo, sobre todo, en la primera sección del libro, que explique las fases fundamentales por las que pasa una investigación que utiliza historia oral, con el fin de garantizar una mejor comprensión de los trabajos, tanto para los lectores experimentados como para principiantes. La tercera limitante es que la obra podría ser de mayor provecho en espacios académicos y de investigación, con la incorporación de un apartado metodológico en cada uno de los trabajos, de esta forma estudiantes e investigadores enfocados en alguna temática en específico podrían obtener de manera rápida mejores insumos para el desarrollo de su trabajo y formación.

Pese a lo anterior, una de las grandes virtudes de los trabajos expuestos, es que se muestran experiencias reales de investigaciones, apoyándose en fuentes orales y manifestando las consecuencias políticas, culturales y sociales que se producen en la relación entrevistador y entrevistado.