La redefinición de lo posible: militancia política y movilización social en El Salvador (1970-2012). Por Kristina Pirker. México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2017, 423 pp.
Ariel Alexander Quintanilla Magaña
El Colegio de Michoacán
ariel.quintanilla@colmich.edu.mx
La sociología, como ciencia que estudia los procesos de movilización social y acción colectiva, ha encontrado en la guerra civil de El Salvador un modelo explicativo de la evolución de los conflictos políticos, así como de los procesos de diálogos y construcción de sociedades democráticas. El Salvador, país centroamericano que en el marco de la guerra fría se convirtió en el último escenario de ésta en el hemisferio occidental. Sin embargo, no fue solamente un contexto más del enfrentamiento ideológico de las grandes potencias del siglo XX; las formas creativas de organización social y política con miras de resolver las problemáticas de pobreza, acceso a tierras, desigualdad, desempleo lograron conformar toda una red de apoyo y solidaridad durante años previos a la guerra civil, que permitió crear una base solida de militancia política.
El trabajo de Kristina Pirker expone de manera precisa, elocuente y dinámica, la evolución de la militancia de izquierda durante los años setenta del siglo XX, hasta la llegada del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) a la presidencia, en 2009, y las elecciones legislativas y municipales de 2012. Con base en los planteamientos de Pierre Bourdieu, Pirker elabora el concepto de “capital militante”, que define como: “el conjunto de recursos, conocimientos y competencias, adquiridos principalmente por medio y gracias al activismo (y para fines de movilización social)” (p. 66). Con esta definición, elabora toda una estrategia de compresión de las características principales de los frentes de masas en los setenta, los sindicatos en los ochenta y la redefinición del militante alrededor del partido político como fuente de capital institucional en los años posteriores a la firma de los acuerdos de paz en 1992.
La experiencia investigativa de la autora, que ha estado alrededor de los procesos políticos centroamericanos, como análisis electorales, participación ciudadana, movimientos sociales y organizaciones populares armadas de El Salvador y de Nicaragua, la hace una voz que debe ser escuchada como interlocutora externa de estos procesos convulsos de consolidación democrática en Centroamérica. Su trabajo se convierte en pilar para aquellos que conocen poco sobre lo que sucedió antes y después de la guerra civil salvadoreña en el contexto centroamericano.
El trabajo de Pirker es novedoso, en el aspecto de que va construyendo la identidad política desde actores que han sido relegados por la prioridad que se le brinda al FMLN como el canalizador de todas las acciones en aras de derrocar la dictadura militar y llevar a cabo su plataforma de Gobierno Democrático Revolucionario, en un primer momento, y su Gobierno de Amplia Participación. A pesar que el trabajo no está centrando en el FMLN, también es de hacer notar como la guerrilla fue canalizando a los actores civiles alrededor de la toma del poder.
Su metodología de trabajo integró técnicas etnográficas como de análisis de contenido, logrando que se involucrara más en esos actores que pasan desapercibidos; sin embargo, es importante mencionar como la investigación pudo imbricar desde escalas individuales, situándolas en las coyunturas nacionales e internacionales. Los excursos diseminados en todo el texto brindan otra visión más allá de la rigidez académica. Como ella expone; para comprender la conformación del mundo social militante es necesario comprender las redefiniciones políticas existentes en las distintas coyunturas, así como las diferencias encontradas entre los militantes que ingresaron con una lógica de organización diferente debido al inicio de la guerra (p. 43).
El orden del libro, a pesar de que sí obedece a la cronología de los sucesos del conflicto armado salvadoreño, no está pensado para que se convierta en un recuento de la guerra o de los frentes de masas o activistas no militaristas; sino que cada capítulo profundiza como las coyunturas fueron trastocando tanto el campo de acción del militante como sus redes de apoyo, así como las agendas reivindicativas conformes a la adquisición de mayor capital político e institucional.
Una de las cosas más emblemáticas de La redefinición de lo posible: militancia política y movilización social en El Salvador (1970-2012), es que a pesar de que en sí es conocer la evolución de lo que se considera un militante de izquierda en El Salvador, no desliga a actores políticos de centro o derecha que tuvieron un papel fundamental durante el conflicto armado, sea como represor directo y clandestino (como ORDEN, antecesor directo de los Escuadrones de la Muerte), o como canalizador de propuestas gubernamentales con el fin de legitimar los procesos de contrainsurgencia de la democracia cristiana (alrededor de gremios y sindicatos). Estos actores fueron también desplazándose en el espectro político; integrándose, por momentos, del centro a la izquierda, representada en el FMLN.
La consolidación del FMLN como un partido político después de los acuerdos de paz, así como el abandono temprano de la base “social” radicada en los antiguos frentes de masas y sindicatos, se convirtió en unos de los principales problemas alrededor de la autonomía en la línea de acción del militante; profundizando la llegada de las ONG que sirvieron como catalizadoras de ayuda y de introducción de agendas de reivindicación diferentes al periodo de guerra. La temática de mujeres, de sindicalismo corporativista o juventudes empezó a entrar en boga; sin embargo, la cercanía al FMLN lejos de ser distante y brindarle la autonomía requerida en un proceso de paz, iba cobrando importancia ante los embates del neoliberalismo implementado por las políticas de ajuste estructural desde 1989 por los gobiernos de ARENA.
La llegada del FMLN al legislativo, como en los concejos municipales, supuso una nueva forma de integración tanto de la militancia, que se sentía desprotegida luego de terminado el conflicto, como de aquellas personas que ingresaron con dificultad a la vida civil. También significó un nuevo campo de batalla y de impulsar las políticas que el partido de izquierda consideraba necesarias para la consolidación de su proyecto político. Con la llegada al ejecutivo en 2009, estos procesos fueron más significativos para la militancia, con un nuevo horizonte sobre el cual se redefinían las prácticas políticas de los movimientos sociales.
El trabajo de Pirker expone claramente como las organizaciones civiles van conformando tres aspectos: 1) redes de comunicación, apoyo y reacción; 2) objetivos y agendas políticas; y 3) estrategias para conseguir sus objetivos. Por los escenarios y actores planteados, su trabajo se sitúa con autores como Paul Almeida con Olas de movilización popular: movimientos sociales en El Salvador 1925-2015, o el trabajo del sociólogo salvadoreño Mario Lungo, Las luchas de masas en El Salvador. Sin embargo, rescato de este libro la calidad etnográfica y la forma de entrelazar el trabajo cotidiano que realizaron los militantes con los contextos y coyunturas nacionales e internacionales. Es importante mencionar su carácter crítico, que llevó a un análisis de la consolidación del FMLN como opción electoral y la relación con la pérdida de autonomía de los movimientos sociales ante un campo de acción meramente electoral.
Esta literatura puede ser útil debido a que integra aspectos que abonan a comprender el escenario político salvadoreño, sin embargo, también es fundamental mencionar que si bien su campo de estudio es El Salvador, los aportes teóricos pueden servir como referencias en trabajos de otras latitudes. La temática de la acción colectiva y los movimientos sociales pueden nutrirse de este libro.
Bibliografía
ALMEIDA, Paul. 2011. Olas de movilización popular: movimientos sociales en El Salvador 1925-2010. San Salvador: UCA Editores.
LUNGO, Mario. 1987. Las luchas de masas en El Salvador. San Salvador: UCA Editores .