Nuevos campos de investigación en geografía. Por Eulalia Ribera Carbó, Carmen Icazuriaga Montes, Julieta Fuentes Carrera y Pablo Laguna, coords. México: Instituto Mora, Ciesas, El Colegio de Michoacán, CentroGeo, 2017, 183 pp.
Ricardo Regules García
The Population Council México
rregules@popcouncil.org
La compilación de trabajos que presentan las coordinadoras Eulalia Ribera Carbó, Carmen Icazuriaga Montes, Julieta Fuentes Carrera y el coordinador Pablo Laguna es original y de gran relevancia, no sólo por la veracidad y cuidado en el desarrollo de las propuestas teóricas y conceptuales que contiene, sino también porque supone un recorrido sobre algunas de las nuevas temáticas y campos emergentes de la disciplina geográfica.
Esta obra colectiva es el segundo producto de la Cátedra de Geografía Humana Elisée Reclus, respaldada por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), el Colegio de Michoacán (COLMICH) y el Centro de Investigaciones en Geografía y Geomática Ing. Jorge L. Tamayo (CentroGeo). Los trabajos recopilados son el resultado de investigaciones realizadas por geógrafas y geógrafos mexicanos, franceses y españoles en instituciones de educación superior y centros de investigación geográfica tanto en México como en Francia. No obstante, en algunos casos, su contenido refiere a investigaciones en otras latitudes.
Con respecto a la organización y la estructura del libro, además de la introducción titulada “Pensar el espacio. Viejas tradiciones y nuevas reflexiones en la geografía” a cargo de Eulalia Ribera Carbó, la obra está constituida por los siguientes trabajos de investigación: “Geografías del miedo” de Guénola Capron; “Hacia una ecología sonora del espacio urbano. ¿Es posible una geografía urbana del espacio sonoro?” de Pascal Amphoux; “Derecho a la memoria, derecho a la ciudad: los conflictos políticos e identitarios de la memoria urbana en Sudáfrica” de Sophie Didier; “Una lectura geopolítica del ordenamiento del territorio: la ciudad vieja de Jerusalén” de Julieta Fuentes Carrera; “Geografía y petróleo en México” de Martín M. Checa-Artasu; y, por último, “Lo remoto en geografía. Apuntes para una reflexión” de Gerardo Bocco.
Esta reseña no profundiza en la revisión y discusión de cada una de las investigaciones, puesto que hacerlo daría pie a un análisis extenso; sin embargo, identifica hilos conductores y de continuidad que se definen en la introducción y que transitan por cada uno de los trabajos compilados en la obra. Al respecto, Eulalia Ribera Carbó señala que la coyuntura histórico-social actual requiere una plataforma intelectual adecuada que permita repensar la investigación en geografía a partir del pensamiento científico pragmático, reflexivo y crítico; del cuestionamiento de las dualidades clásicas de la ciencia; de la complementariedad entre el objetivismo y el subjetivismo; de la revisión de posturas y articulaciones conceptuales; y de la interdisciplinariedad.
Con esto en consideración, no resulta extraño que el trabajo de Guénola Capron se centre en entender las dinámicas de corporalización, espacialización y socialización del miedo en la Zona Metropolitana del Valle de México a partir de la relación entre la geografía y las emociones; que Pascal Amphoux analice la percepción sonora (individual y colectiva) de la morfología y el paisaje urbano, al mismo tiempo que detecta los elementos más significativos de ésta a fin de poderla intervenir; que Sophie Didier investigue la relación entre la memoria colectiva y el espacio en Sudáfrica, argumentando que este último carece de imparcialidad, puesto que está colmado de memorias e ideologías vinculadas al poder, lo cual dicta la manera en que los individuos le otorgan sentido; que la investigación de Julieta Fuentes Carrera demuestre cómo el ordenamiento del territorio en la ciudad vieja de Jerusalén resulta en un asunto geopolítico que contribuye a la consolidación de la identidad nacional; que, a través de una revisión crítica de la literatura, Martín M. Checa-Artasu perfile las nuevas circunstancias geográficas que enfrentará el sector energético del país y, por tanto, el futuro de su investigación; y que Gerardo Bocco presente una reflexión sobre los valores prácticos y simbólicos del concepto de “remoto”.
La mayoría de los trabajos compilados sostiene que las rela ciones sociales, la cotidianidad y la identidad están fijadas en el espacio, un concepto central en la historia de la geografía que no debe concebirse como simple escenario de la acción humana, sino como una unidad que, junto con el tiempo, articulan la realidad social. En conjunto, la obra reconoce al espacio como medio y como producto, al mismo tiempo que desenlaza distintas experiencias socioespaciales mediante la reconsideración de las maneras en que actores y agentes sociales determinados en un tiempo histórico específico construyen, deconstruyen e interpretan el espacio. El público interesado encontrará en el libro diversas reflexiones que apuntan hacia la indisociabilidad entre sujeto y espacio, pero también acerca de las posibilidades metodológicas para su análisis, estudio y desdoblamiento conceptual.
A través de procesos de ruptura, integración y reflexión, los trabajos seleccionados no sólo ofrecen nuevos fundamentos epistemológicos, teóricos y metodológicos para la investigación en geografía, también producen importantes aportes sobre la concomitancia entre la espacialidad de la materialidad natural, la construida socialmente y la percibida o simbólica. Esto contribuye a la superación de la parcelación disciplinaria del conocimiento social mediante acercamientos interdisciplinarios y a la reducción de la brecha entre la geografía física y la geografía humana.
Los trabajos compilados son buenos ejemplos de problemáticas emergentes y nuevas líneas de investigación en geografía; sin embargo, hubiese sido beneficioso para las y los lectores contar con una sección de conclusiones que diera cuenta de las implicaciones de la obra en términos de las fronteras de la investigación geográfica y de su futuro. Además, su ausencia delega al público lector la tarea de resumir los alcances y las limitaciones de las investigaciones compendiadas y de identificar otros temas emergentes de la disciplina geográfica que articulan y enriquecen su discusión: por ejemplo, las geografías del cuerpo. Esto no debería resultar complicado para quienes están familiarizados con la investigación en geografía. No obstante, la diversidad temática, junto con el lenguaje especializado, podrían hacer de la lectura una actividad tediosa y en ocasiones difícil de entender para un público interdisciplinario.
Una de las características más sobresalientes de la obra, por la cual recomiendo su lectura, se refiere al objetivo central de la investigación geográfica, que va más allá de las explicaciones de una serie de fenómenos naturales y sociales en función de su localización y temporalidad. En otras palabras, la compilación de trabajos cumple en cuanto a incentivar la generación de una ciencia o, mejor dicho, de una conciencia espacial que busca superar los límites de los conceptos binarios o dicotómicos y del pensamiento lineal a través de planteamientos constructivistas; del diálogo entre la geografía y otras disciplinas; y del razonamiento en torno a las categorías conceptuales clásicas.
En suma, el libro es un referente para quienes buscan avanzar en la reflexión sobre la situación actual y los retos futuros de la investigación en geografía, pero también para quienes quieren explorar la versatilidad de una disciplina que transita entre la subjetividad y los enfoques factuales y objetivos.