Presentación. Violencias, re-existencias y educación: entramados complejos para sostener la vida en espacios pedagógicos
Mónica Lizbeth Chávez González
Escuela Nacional de Estudios Superiores, UNAM (Campus Morelia)
mchavez@enesmorelia.unam.mx
https://orcid.org/0000-0001-6535-2558
Diana Cecilia Rodríguez-Ugalde
CONAHCyT
Escuela Nacional de Estudios Superiores, UNAM (Campus Morelia)
psic.diana.rdz.ugalde@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3945-4600
Presentación. Violencias, re-existencias y educación: entramados complejos para sostener la vida en espacios pedagógicos by Mónica Lizbeth Chávez González y Diana Cecilia Rodríguez-Ugalde is licensed under CC BY-NC 4.0
El capitalismo, el patriarcado y el colonialismo son sistemas de dominación histórica que se encuentran entramados y que estructuran instituciones, subjetividades y cotidianos. Al respecto, el capitalismo es entendido como un sistema de producción que logró la acumulación originaria a partir de la división sexual del trabajo, con lo cual replegó a las mujeres al trabajo doméstico no remunerado (Federici, 2010; Federici, 2018). Por su parte, para algunas autoras el patriarcado (Federici, 2010; Mies, 2018; Segato, 2011) se reconfiguró con el surgimiento del capitalismo en Europa occidental y con su llegada a América en el periodo colonial, de modo que brindó las bases ideológicas, culturales y materiales para prosperar a través de la redefinición de las relaciones entre los sexos, la devaluación de las mujeres en términos sociales, el trabajo reproductivo no pagado, la vigilancia moral de la familia monógama, el control sobre los cuerpos y las sexualidades de las mujeres, entre otros. En cuanto al colonialismo, distintos autores (Quijano, 1992; Lander, 2000) refieren que este orden no terminó con las independencias políticas de las colonias, sino que prevalece hasta nuestros tiempos a través de su arraigo en las epistemologías, en el conocimiento, en las subjetividades, en las prácticas, en las relaciones interespecie y con la naturaleza.
Retomamos la articulación que feministas decoloniales han hecho en torno a los sistemas de opresión político/económicos operantes en estos territorios conquistados por Europa en el siglo XV. A través del proceso de colonización y las múltiples violencias producidas se introdujo el paradigma de la modernidad a través de la imposición de un sistema de categorización de género, de clase, de raza y sexual. En las colonias se introdujo un orden patriarcal inexistente hasta antes de la conquista, así como un sistema de propiedad y posesión individual capitalista y, por supuesto, un orden racial sobre el cual se justificaron y naturalizaron las opresiones en estos territorios (Espinosa, Gómez y Ochoa, 2014). Según este enfoque explicativo, dicho paradigma sigue vigente hasta nuestros días; consideramos que su vigencia es reconocible y explicativa de las distintas formas de violencia que se concretan en el continuum escuela-sociedad. Mirar desde el entramado de este sistema, más que desde su división, otorga nuevas perspectivas para comprender a las violencias y las formas de re-existir frente a ellas.
En tiempos actuales, el sistema capitalista-patriarcal-colonialista se nutre de la violencia como una estrategia para crear realidades que reproducen la vulnerabilidad de unos cuerpos y sus subjetividades frente a otros, a partir de la conformación de órdenes de carácter binario. Particularmente en América Latina, su vigencia se plasma en las distintas formas de extractivismo de vida, en las relaciones de poder basadas en la minorización de mujeres, pueblos, niñeces, animales y otras conformaciones de vida. Segato (2016) refiere que estas manifestaciones de violencia se explican por la hegemonía de un proyecto político universal que homogeniza la diversidad de mundos y proyectos de vida alternativos y plurales que ponen en entredicho la linealidad del devenir histórico, como la existencia y posibilidad de una sola historia. Es este orden hegemónico el que ha consolidado la institucionalidad de carácter estatal y no estatal; en este sentido, los espacios educativos institucionales públicos son escenarios que no escapan de las lógicas que producen y reproducen estos sistemas de dominación.
Si bien las instituciones educativas públicas pueden convertirse en espacios pedagógicos de las violencias sociales, también lo son de las propuestas de re-existencia social. Por la confluencia de diversas corporalidades, subjetividades y relacionamientos, dichas instituciones pueden convertirse en espacios de alteración, incluso de performatividad, donde es posible transformar lo cotidiano y a los actores que habitan en él. Cuando hablamos de re-existencia nos referimos a todos aquellos modos de vida concebidos como descartables bajo la lógica de acumulación del capital y del dominio del pensamiento colonial. Son todas aquellas formas que no solo resisten a un sistema hegemónico, sino que proponen nuevas existencias en términos políticos, históricos y culturales que promueven el sostén de la vida en clave distinta a la extracción y desposesión. Por lo regular, estas re-existencias preceden al sistema capitalista y colonialista, pero bajo su dominio son invisibilizadas y desprestigiadas constantemente (Gabbert y Lang, 2019).
En México, las violencias educativas han sido analizadas desde perspectivas cualitativas y cuantitativas que se han centrado en temas de convivencia, resolución de conflictos y manejo emocional en las interacciones docentes-estudiantes y estudiantes-estudiantes (Furlán y Spitzer, 2013). Las visiones dominantes sobre esta problemática han generado análisis fragmentados, desarticulados, prescriptivos y psicologizantes. En este número temático de la revista Relaciones, nos interesa ir más allá de tales visiones para debatir cómo las violencias escolares se encuentran fuertemente articuladas con el sistema capitalista-patriarcal-colonial, en tanto que obedecen a lógicas de instauración del terror y de gobernabilidades territoriales y corporales. Esto implica analizar el tema de la violencia escolar en sus articulaciones cotidianas y estructurales, así como cuestionar las barreras que sitúan fronteras entre el adentro y el afuera de las instituciones educativas. Las escuelas y su personal docente y directivo, se enfrentan cotidianamente a violencias exacerbadas y a exigencias productivistas que implican desgastes físicos, mentales y emocionales para responder a los contextos extractivistas de nuestra actualidad.
Es desde este horizonte reflexivo y analítico que planteamos para este número temático una serie de ideas de partida desde una perspectiva crítica sobre las violencias que se entraman en los escenarios educativos. Primero, la importancia y necesidad de ampliar los análisis de las violencias al articular el entramado social, pedagógico y escolar. Es decir, mirar finalmente desde las intersecciones entre lo que ocurre fuera y dentro de las instituciones educativas públicas, las formas en que producimos y creamos las violencias al notar la continuidad entre el espacio escolar y sus entornos sociales. La segunda idea planteó ir más allá de la mirada redentora de la educación escolarizada, pues identificamos que prevalece una exigencia social y política sobre ella en cuanto a su atención y resolución de las problemáticas sociales.
Sobre la tercera, puntualizamos la importancia de reconocer a los espacios educativos como espacios vivos en que se engranan distintas violencias. Dentro de ellas, identificamos las formas en que las instituciones de educación pública se encuentran en acecho; los desmantelamientos que achican los márgenes de acceso y apropiación del espacio público que en algún momento representaron, así como las violencias estructurales, económicas y laborales por las que se ven atravesadas, las cuales orientan procesos de precarización económica y social. Otra de las ideas fue reconocer a los espacios escolares consolidados en el sistema patriarcal y su conexión con el sistema capitalista, pues, aunque esta última implicación ha sido ampliamente abordada por la pedagogía crítica, sus discusiones han dejado fuera del debate a la conformación de una estructura social basada en el dispositivo de género y la división sexual del trabajo. De modo que valoramos pertinente identificar los niveles en que se hilvanan estos órdenes desde y entre los distintos actores sociales. La última idea consistió en reconocer los procesos que ocurren entre los agentes escolares en contextos de violencia en el continuum escuela-sociedad, específicamente en torno al análisis de la reproducción de las violencias y las distintas re-existencias que emergen. Consideramos que tanto dentro como fuera de las escuelas existen espacios educativos que han posibilitado procesos comunitarios de re-existencia, construcción de paz y fortalecimiento de los cuidados colectivos.
Ante este panorama, los objetivos que aventuraron este número temático fueron reconstruir en términos antropológicos e históricos los complejos caminos que los procesos educativos han seguido en estos contextos de violencias sociales en América Latina y reconocer las formas en que dentro de la escuela se entreteje el orden patriarcal, capitalista y colonial junto con las re-existencias, los cuidados y las luchas cotidianas. Las preguntas centrales y gatilladoras fueron: ¿De qué manera las instituciones escolares se han entramado con estos contextos de violencias capitalistas, patriarcales y colonialistas?, ¿qué nuevas lecturas no dicotómicas se pueden hacer sobre la escuela y la sociedad en estos entramados de violencia?, ¿cómo ha contribuido la escuela a generar procesos de re-existencia estructural y cotidiana en estos escenarios?, ¿qué agenciamientos realizan los distintos actores sociales y educativos, al interior y exterior de las escuelas, frente a las imbricaciones de las violencias?, ¿se pueden construir procesos pedagógicos para el sostenimiento de la vida dentro y fuera de lo institucional?
Así, son cuatro los artículos que, desde un enfoque histórico-etnográfico de corte cualitativo, conforman el dossier, los cuales sitúan sus análisis en distintas realidades mexicanas. Los textos aquí reunidos conciben a los sistemas educativos formales como reproductores del sistema capitalista-patriarcal-colonialista, a la vez que señalan cómo los sistemas escolares atraviesan condiciones de precarización violenta como parte de las políticas capitalistas neoliberales. Los hallazgos de estos artículos muestran las tensiones existentes entre los mandatos prescriptivos escolares que naturalizan las opresiones sexo-genéricas, raciales y de clase, así como las formas de resistencia y re-existencia que encarnan especialmente las mujeres e infancias.
Estos artículos no pretenden abonar a la ya existente línea de investigación educativa que analiza las desigualdades de género en los contextos educativos o aquella que se centra en la violencia escolar como la que acontece en espacios escolares institucionales y se explica por la propia estructura institucional, sus roles, funciones y las relaciones de poder que se establecen en torno a ellas. Contrario a ello, amplían la mirada para entender que las violencias sociales que se manifiestan en los espacios y entornos escolares son constitutivas al orden patriarcal, capitalista y colonialista que representan estas instituciones, de ahí que los procesos de reproducción y re-existencias sean urgentes de analizar para entender cómo se sostiene la vida escolar en estos tiempos de precarización social, política e institucional.
Tres artículos problematizan el sistema patriarcal que se encarna en diversos espacios educativos, dos en educación superior y uno en educación básica; además, dos de ellos parten de una mirada crítica al sistema capitalista. El cuarto artículo parte de un análisis crítico constructivista para abordar la construcción de paz con las niñeces. De los cuatro artículos, dos se ubican en el contexto michoacano y analizan los espacios escolares de educación básica que se encuentran en entornos de crimen organizado. Mientras que los otros dos centran su mirada en instituciones de educación superior localizadas en la Ciudad de México y en Cuquío, una localidad de Jalisco. Las problemáticas atienden a las desigualdades y las violencias de género y contra las mujeres que acontecen en instituciones de educación superior, la configuración del sistema capitalista-patriarcal en el entramado escuelas de educación básica y entornos sociales con violencia criminal, y la generación de propuestas de paz en el marco de las escuelas de educación básica en entornos criminales desde la participación de las niñeces.
El artículo “Escuelas y violencias patriarcales en contextos de crimen organizado en Michoacán” abona a la reciente apertura de los estudios críticos sobre escuelas públicas de educación básica, agentes escolares y crimen organizado en territorio mexicano. Desde un análisis sobre la estructura capitalista-patriarcal de corte etnográfico que fue desarrollado en seis escuelas públicas, cruza la noción de territorio, las prácticas de producción capitalista de las regiones, las condiciones de precarización que enfrentan las escuelas y quienes en ella trabajan, la perspectiva crítica de género y la intersección entre escuelas y sociedad, para estudiar las formas en que se reproducen las violencias sociales del crimen organizado al interior de las escuelas. Como discuten las autoras, esto es posible al compartir, dialogar y tensionar las lógicas de la estructura capitalista-patriarcal y de distintos modelos de masculinidad en las escuelas y los entornos violentos donde estas se localizan. Es así que la discusión muestra el entramado entre dos tipos de masculinidad, la magisterial y la guerrerista, lo cual permite el engranaje necesario para la reproducción de las prácticas extractivistas, de consumo y cosificación de la vida en y por distintos actores escolares en el continuum escuela-sociedad.
El artículo “Patriarcado y violencias hacia estudiantes y egresadas del programa de Ingeniería en innovación agrícola sustentable (IIAS) en contexto agroindustrial de monocultivo de maíz” presenta un valioso análisis situado en el municipio de Cuquío, Jalisco, un contexto afectado por el capitalismo agroindustrial. El abordaje se complejiza al articular las condiciones ambientales y territoriales en la expansión masiva de los monocultivos de maíz, la contrastante presencia en la región de la IIAS del Tecnológico Superior de Jalisco y la reproducción de la violencia contra las mujeres hacia estudiantes y egresadas. Las y el autor acercan una lectura interseccional que, además, considera tres cortes temporales distintos, los cuales permiten problematizar las experiencias de las participantes (antes, durante y después de los estudios universitarios). De este modo, desarrolla un posicionamiento crítico sobre los discursos de la modernidad en relación con la ruralidad, la mirada sobre los feminismos y el sistema capitalista-patriarcal. Además, los resultados plantean una crítica sobre la “apertura” de mujeres estudiantes a ingenierías como ésta, donde se reproduce el dominio basado en el género, la “naturaleza” y la modernización del campo.
En el artículo “Desigualdad de género y violencias en la práctica docente de la Facultad de Arquitectura-UNAM. Experiencias de profesoras universitarias”, la autora presenta la primera fase de un estudio socio-antropológico de mayor alcance centrado en la experiencia de mujeres de entre 39 y 60 años de edad que son profesoras universitarias en la FA-UNAM. Desde una aproximación a la epistemología feminista, recurre a la entrevista feminista para indagar las violencias que viven las profesoras como mujeres docentes, los estereotipos de género y las prácticas resistentes al género en la formación de profesionales de arquitectura y urbanismo. De modo que la autora parte de un recorrido histórico sobre los actos violentos y feminicidas que han ocurrido en la facultad, las resistencias encarnadas en las manifestaciones estudiantiles contra el hostigamiento y las violencias contra las mujeres, las desigualdades de género en cuanto a la matrícula estudiantil, las diferencias en contrataciones una vez egresadas y egresados, y la falta de paridad de género en la contratación de profesoras en la facultad. Las experiencias narradas por las profesoras brindan miradas múltiples sobre el fenómeno de “establishment” y la interiorización de la violencia como parte de la enseñanza. La conformación de un grupo heterogéneo en cuanto al componente etario permite identificar la prevalencia histórica de las desigualdades de género en la facultad, frente a lo cual, concluye al hacer un llamado sobre la necesidad de incorporar la teoría feminista en la práctica docente.
El artículo “Taller participativo para la co-construcción de paces en contextos de violencia por crimen organizado” presenta la sistematización de un taller participativo de educación para la paz que se realizó en el marco del proyecto “Violencia y niñez: programa socioeducativo para la construcción de escuelas como espacios seguros”, el cual se desarrolló con niñeces de tres localidades de la Región de Tierra Caliente en Michoacán, que se encuentran marcadas por la violencia del crimen organizado. Desde un enfoque crítico-constructivista, la autora expone y problematiza estos contextos, sitúa a las escuelas, las infancias y las juventudes que participaron en su desarrollo, y coloca un referente teórico sobre la paz. De este modo, ejemplifica, con base en la metodología de la investigación acción participante, cómo diseñar, situar y ejecutar un taller que tienda al reconocimiento de los derechos y las agencias de las niñeces. Comparte algunas de las actividades que comprendieron al taller, así como el alcance que éstas tuvieron en el proyecto que desarrolló. Concluye al presentar una serie de recomendaciones que pueden orientar a otras personas a que desarrollen proyectos semejantes.
En suma, las y los lectores podrán identificar el tratado novedoso que acerca este número temático sobre las violencias en espacios escolares que abonan a un nuevo giro analítico de las violencias en la investigación educativa mexicana. Este nuevo giro reconoce el entramado de las instituciones educativas con sus entornos sociales, políticos y económicos; parte de una mirada crítica sobre la supuesta apoliticidad de las instituciones educativas y nutre el cauce de las discusiones que han iniciado en los últimos años sobre la consolidación de estas instituciones en los órdenes del capitalismo y el patriarcado. El nuevo giro sobre el estudio de las violencias en espacios escolares en México es alusivo a la última década y hace un llamado a pensar a la escuela y a lo que ocurre en ella desde un análisis que va más allá de su perímetro. Plantea una invitación a rebasar la mirada aislante sobre la escuela, para comprenderla en su complejidad articulada a las condiciones de los entornos y regiones donde se localiza; es decir, a rebasar la mirada micro para incorporar una mirada por capas, de mayor amplitud y profundidad. En el contexto mexicano, parte de este nuevo giro fue motivado al reconocer que los espacios escolares y educativos fueron afectados por la violencia detonada por la guerra contra el narcotráfico; en este sentido, Rockwell (2010) y Fierro (2017) han sido referentes principales de este nuevo llamado.
Asimismo, focaliza las violencias actuales-recientes que se explican por un devenir histórico, las cuales no se explican por el aislamiento de los espacios escolares en relación con los entornos vivos y complejos que les rodean y configuran. Además, prioriza las voces de sujetos que han sido mayormente minorizados, vulnerados e invisibilizados en estos sistemas de poder, particularmente las voces de las mujeres y las niñeces. Queda pendiente profundizar en las formas de re-existencias que surgen de la organización colectiva de distintos actores que se vinculan con los espacios escolares, así como recuperar la discusión y estudio del colonialismo como otro de los frentes de este sistema de dominio y poder que cruza, moldea y conforma a las instituciones escolares públicas aún en nuestros tiempos.
Bibliografía
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